Con bajo perfil, también sacan ñoquis de la Legislatura

Comenzó otra limpieza. Parece que en la Legislatura porteña también hay lo que Prat Gay llamó, en tono polémico, “grasa militante”. 

El problema que tiene el Pro es que con esta grasa no tiene un responsable enfrente para indilgar sino que se tiene que hacerse cargo.

La orden que emanó del Gobierno es hacer el mismo proceso de revisión de roles y labores que se emprendió en el Congreso de la Nación y en otras dependencias del Estado.

La idea es bajar de 10 empleados promedio que tiene cada legislador porteño a 3 o 4 según la situación de cantidad de comisiones que integran.

La jefa del bloque del Pro, Carmen Polledo, tomó el liderazgo de esta depuración administrativa y se puso plazos: el primer semestre del año.

Polledo toma decisiones con mucho apoyo de Macri y Larreta y sin ataduras de la vieja política. En tanto, Diego Santilli, ya escucha quejas de los que tiene que ajustar sus despachos.