“Cuando se apaga la solidaridad, se enciende Di Monte”

Esto decía el Papa Francisco del “amigo ” de De Vido y López. El Obispo Rubén Di Monte se fue a la tumba con los secretos del convento de General Rodriguez. 

Di Monte supo tejer contactos con todos los gobiernos, inclusive con los militares.

Antes de llegar a Roma, Bergoglio solía decir “cuidado con Di Monte”. Parafraseando una publicidad de los 90′, de Gi Monte (crema masculina ya extinguida), solía dejar en claro quien era realmente el Obispo, a quien siempre tuvo de adversario.

Di Monte nació en Luján donde realizó toda su carrera pastoral. Su obsecuencia con el poder de turno lo llevó a bendecir la Ferrari Testarossa que condujo Carlos Menem a gran velocidad por las rutas balnearias.

Estudió en Roma y según cuentan fue un teólogo con mucho conocimiento y virtudes intelectuales. Siempre supo forjar y relacionarse con el poder. Condujo Cáritas, lo que le permitió acercar muchas donaciones y hacer lobby con los principales grupos económicos.

A los periodistas del rubro siempre los complacía con ricos salames de Mercedes. Un seductor que escondía bajo la sotana sus verdaderas intenciones.

La época miliar fue muy oscura para Di Monte. No solo no levantó la causa de derechos humanos sino que ademas se sospecha de sus vínculos con el Ejército, fundamentalmente con el General Cristino Nicolaides.

Dicen que en los archivos secretos del Vaticano que se comprometió el actual Papa, habrá mucho material de consulta sobre su grado de compromiso con la represión ilegal.

En la dictadura fue obispo auxiliar de Avellaneda, la misma que fue remodelada en tiempo récord ni bien regresó la democracia.

“Siempre tenía muñeca para conseguir fondos, un gran gestor de negocios”, cuenta una fuente que lo conoció en vida.

Estuvo al frente de la arquidiócesis de Mercedes-Luján hasta su retiro en 2017. Su pasado con la dictadura no le hizo mella para que Néstor y Cristina lo abrazaran. El primer decreto de Kirchner fue la restauración de la mítica Basílica. La obra fue homologada por De Vido, ejecutada por José López y se llevó a cabo en tres etapas. Costó 70 millones de pesos.

Cuando se retiró decidió vivir en el Monasterio hasta el último día de su vida. Falleció el 18 de abril del 2016.

Hasta ese entonces siempre era visitado por Julio De Vido y varios políticos vinculados al Kirchnerismo.

El Monasterio de las bóvedas fue creación del propio Di Monte. Fue un lugar donde supo moverse y vivir durante varios años.

Al celebrar los 60 años de sacerdocio, Julio De Vido declaró que Di Monte significaba “un gran guía espiritual”. La relación con funcionarios K continuó durante mucho tiempo y más que nunca el Monasterio de Di Monte esta bajo la lupa de la sospecha.