El Gobierno quiere a Cristina candidata y que no haya una cacería judicial

Los casos de corrupción deben avanzar hasta las elecciones. Nadie quiere sorpresas en pleno proceso electoral. Las prioridades de Macri. 

El presidente descansa el fin de semana, no suspende los partidos de fútbol, reflexiona en familia y toma consejos de su mujer, sus amigos íntimos y algún miembro del Gabinete . Piensa sin descanso, en cambio, en las patas de la mesa del éxito, los factores que pueden hacer que Cambiemos finalmente el año que viene se imponga en las urnas.
Las aristas que recorren la cabeza Mauricio Macri giran entorno a la dispersión peronista, la comunicación, la recuperación económica y el frente judicial.

Algunos reconocen cierta felicidad en Macri cuando le dicen que Cristina Kirchner será candidata por dos motivos: en primer lugar porque no estará sentada en una celda, como creen muchos en Olivos, un rumor que se riega lunes a lunes en Comodoro Py. Por otro lado porque el ex presidente de Boca escoge en esa contienda el oxímoron “transparencia – Kirchner” .

Además, esperan que el ex ministro Florencio Randazzo siga pavoroso por su futuro judicial y no asome la cabeza. Puede tener problemas por la compra de materiales ferroviarios, por eso consulta frecuentemente sus expedientes. No será candidato si no le aseguran que las gotas del salpicado kirchnerista frenarán antes de su estancia.

La misma situación se vive con nerviosismo e incertidumbre en el mundo obrero: saben que las celdas están hechas a medida para varios referentes, incluso en la UOM corrió un frio por la espalda del histórico Antonio Caló tras la detención de Omar Suárez, un ejemplo de que todo puede ser posible en la Argentina que perdió. ¿Qué modelo sindical quiere Macri? Ni él lo sabe.

La comunicación lo encuentra confundido al presidente, está convencido de que han logrado un nuevo paradigma y que son exitosos en eso; a la vez sabe que la sociedad no se enteró de un plan de obra pública de 30 mil millones de dólares que nunca se llevó a cabo en la Argentina.

Finalmente, la economía y el frente judicial son las luces más rojas del tablero de alerta de Cambiemos. La inflación ha bajado, nadie duda de eso, pero funcionarios tratan de talibán a Federico Sturzenegger, quien choca con Alfonso Prat Gay semana a semana. Ni piensan en forma semejante ni les interesa coincidir de aquí en adelante, y Macri no ve mal ese desencuentro siempre y cuando no afecte su proyecto político.

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En caso que se multipliquen las problemáticas de paritarias, el asiento del ministro Triaca podría empezar a tornarse endeble para su cuerpo, no apto para las presiones gremiales y con cierta decepción de lo que pensaban que iba a ser el vínculo con un apellido tan histórico: también decepcionó su gestión a buena parte del gabinete y no le perdonan el paro nacional venidero.

Finalmente, el abroquelamiento de la justicia sobre el kirchnerismo también, como pata última del éxito macrista, tiene sus ribetes. No pueden ir todos presos, sino esto es una cacería, razonó un importante funcionario.

Es cierto, el arresto de Cristina Kirchner, que va a suceder, debe ser antes de fin de año o después de las elecciones. No puede haber un nuevo mártir señalan en el Gobierno. A eso se suma Milagro Sala, el bolsero López, Jaime, Schiavi Aníbal Fernández y una lista interminable de procesados y presos en causas que oscilan entre las viejas costumbres y la pornografía más perversa de la corrupción.

Por eso se preguntan, y con razón, en el gabiente, si estaremos en tiempos de cambio y de real justicia en la Argentina, o si deberán preocuparse por intentar frenar la cacería, sabiendo que algún día Cambiemos no será más Gobierno, y la honestidad no habita por igual en todos los miembros del Gobierno.

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