El gobierno recibirá nuevos retos por la detención de Milagro Sala

Expediente Político pudo saber que caerá en marzo otra dura advertencia de la OEA. Los motivos de la visita de Alberto Fernández.

El uruguayo Luis Almagro, jefe de la Organización de Estados Americanos, lo advirtió hace poco con un nexo en el gobierno de Macri: “si no cambia nada, en marzo caerá otra resolución de condena contra el estado argentino”.

En la cancillería ya le dijeron al presidente que se despegue de la estrategia fulminante del gobernador jujeño, Gerardo Morales, quien expresó en radio que “debe seguir presa por chorra”.

Aprender a distinguir entre lo que se piensa en el fuero íntimo y lo que se puede decir como gobernante es otra lección para el equipo del presidente.

La Argentina acumula en los últimos años una catarata de juicios perdidos en foros internacionales por causas económicas pero también sociales como medioambientales (Botnia) y de derechos humanos vulnerados, por ej juicio de jubilados al estado nacional por mal liquidación de haberes.

Que Almagro tiene un fuerte lobby con sectores del kirchnerismo no cabe duda. Que también el caso es usado para reordenar la interna peronista también tiene su lógica en los acontecimientos. Sin embargo, nada de estas lecturas oculta lo desprolijo que fue el hecho de la primer detención por el acampe frente a la gobernación.

Morales amplió la Corte provincial y da señales de querer tener una justicia adicta, un viejo tic de la dirigencia política cuando concentra poder.

Tras la nueva advertencia de la OEA en marzo, el gobierno quedará expuesto a una sanción económica.

¿Qué fue a hacer Alberto Fernández a la cárcel donde está alojada Milagro? No la conocía de antes ni tampoco parece simpatizar con su causa. El ex jefe de gabinete de Néstor y Cristina le avisó que iba a visitarla a su ahora jefe político Sergio Massa.

Este fue ambiguo pero no se lo impidió. Después vino la andanada de críticas de dirigentes del FR como Graciela Camaño.

Viejo conocedor del armado de los restos del peronismo, el Fernández “bueno”, como lo llaman ex colaboradores aún, encuentra en esa postal un punto de nuevo contacto con el Kirchnerismo y Cristina. Esto a Massa tampoco le disgusta pese al cacareo.

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