Pereyra en jaque: el Concejo Deliberante sigue paralizado

Por la disputa entre oficialismo y oposición habían renunciado el presidente, los vices y un secretario. Ahora el intendente de Florencio Varela puso a su gente pero no tiene quórum.

Generalmente los primeros días de abril, en los municipios del GBA los intendentes dan su discurso de apertura de sesiones ordinarias. En la mayoría de los distritos ya sucedió, pero en Florencio Varela, en el Sur del Conurbano, lo único que hubo fue un escándalo.

La bochornosa sesión del año pasado, que incluyó voladura de sillas y trompadas, y en la que le arrebataron la presidencia del Concejo al intendente Julio Pereyra, afectó la vida del Concejo Deliberan.

Tras esa derrota, las diferencias entre los bloques del Frente Para la Victoria, el Frente Renovador y Cambiemos quedaron expuestas y la oposición asumió el control del cuerpo.

En diciembre, Pereyra le prometió a la oposición darle algunos cargos, pero no cumplió. Insistía con darle a Cambiemos sólo la vicepresidencia y los macristas querían la secretaría para controlar los expedientes. Pereyra se negó, trabaron la elección de autoridades y no arrancó el período ordinario.

Como el oficialismo no tiene los concejales suficientes para que el Concejo sesione, renunció el presidente del Concejo, el vicepresidente primero, el segundo y después el secretario. Así dejaron expuesto a Pereyra.

Hace pocas semanas, los bloques se reunieron en el recinto pero Julio Pereyra no asistió a dar el discurso inaugural. Todo iba derecho a la intervención del Concejo.

Para que esto no pase, la oposición le dejó a Pereyra ocupar con parte de sus 9 concejales los cuatro cargos más importantes.  Si bien recuperó el control, si la oposición no asiste al Concejo, no puede haber sesiones. “Nadie declaró la apertura de sesiones, por lo cual va en contra de la Ley Orgánica de Municipalidades”, explica Dardo Otonello, concejal de Cambiemos, quien agrega que en el mes hubo una sola sesión.

Generalmente en los años electorales los cuerpos legislativos trabajan poco, pero Varela se encamina a un récord.

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