El otro muerto que se llevó secretos de los Cuadernos Gloria

Se trata del Chueco Mazzón, el último gran “operador” del peronismo. Abal Medina lo nombró en su declaración.

Néstor se llevó los secretos a la tumba, pero no fue el único. El Chueco Mazzón fue el receptor de la recaudación en negro, según señalan los cuadernos de Centeno y el testimonio del ex Jefe de gabinete de Cristina, Juan Abal Medina. El mendocino también falleció, antes del estallido de la causa.

El Chueco fue un operador todo terreno. Tenía un espinel amplio de contactos entre gobernadores e intendentes, inclusive por afuera del peronismo. Desde la época del Menemato hizo múltiples tareas al servicio de armados de campaña electoral.

Con Néstor tenía una relación de cobertura total. Era quien lo aconsejaba en su relación con los otros actores peronistas y a la vez se bancaba su mal humor constante y demandas. En una oportunidad, se cansó tanto de su carácter que comenzó a pedirle a su familia que le filtraran los llamados si provenían de presidencia.

Una vez muerto Néstor, el Chueco ya no tuvo la misma injerencia con Cristina, aunque por decir de Abal Medina, seguía recibiendo manejo de caja para aportar a la política, en su oscuro despacho del ala izquierda de la Rosada.

Cuando murió Kirchner, le dijo a un periodista: “Lo voy a extrañar pero también estoy aliviado”. Siempre fue cultor del bajo perfil. Si se levantara de la tumba, además de tener que pasar por el desfile de Comodoro Py, hubiera maldecido aparecer en los diarios, donde siempre prefirió influir pero desde el anonimato.