Entre impunidad y falta de herramientas, el Lava Jato pasa de largo en Argentina

A diferencia de lo que ocurre en Brasil, en nuestro país la justicia no llega. ¿Cuál es la causa? ¿Qué diferencias existen entre ambas legislaciones?  ¿Es solo voluntad política?

Argentina y Brasil se parecen en un montón de cosas. No sólo se trata de una rivalidad futbolística sino que hay múltiples factores que influyen entre ambos países. Política y economía muchas veces van de la mano y cambian al mismo ritmo. Sin embargo, hay un área en donde en los últimos años los vecinos nos sacan varios cuerpos de ventaja: la justicia y la investigación de los casos de corrupción.

El escandaloso caso del Lavo Jato así lo demuestra y es tal vez el más emblemático. Mientras en Brasil semana a semana se conocen nuevos avances y nuevos detenidos, en Comodoro Py miran para otro lado y el tema genera con pocas novedades. ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo por el cual existe tamaña diferencia?

Carrió apunto el fin de semana a una de las razones medulares. La protección política a ciertos personajes como Julio De Vido. Es una parte de la explicación aunque no toda.

Sin dudas, tantas diferencias no se reducen a una sola causa. Mientras que Argentina sufre una Justicia que camina de la mano con el poder político, en Brasil hace ya algunos años, y luego de arrastrar el mismo problema, decidieron cambiar. Para muchos especialistas, fue clave la reforma constitucional brasileña de 1988.

Desde ese entonces, la Corte Suprema de Brasil -conocida como Supremo Tribunal Federal- mejoró en estructura, autonomía y funcionamiento. Desde ahí para abajo, los jueces y fiscales federales de primera instancia pasaron a ser elegidos por concursos muy exigentes e imparciales. Se mejoraron notablemente los procesos de selección, dejando de lado la pata política, y se dotó a la justicia de una fuerte independencia que fue aumentando con el correr de los años, a partir de investigaciones y condenas a poderosos.

El proceso judicial que se lleva adelante por el Lavo Jato expone todo esto. Brasil avanza a pasos agigantados mientras que acá caminamos al “paso a paso” de Mostaza Merlo.

El reconocido abogado Ricardo Monner Sans en dialogó con ExpedientePolítico marcó tres diferencias puntuales. Para él, Brasil cuenta con “una Corte Suprema infinitamente mejor que la nuestra”, “una policía no tan contaminada” y “un juez Moro con posibilidad de sentenciar, lo que permite plazos procesales más enérgicos”.

Por otro lado, pero desnudando también diferencias que a esta altura del partido parece insólito que existan, hace unos días, el propio fiscal Federico Delgado expuso con la precariedad con la que trabaja día a día. Falta infraestructura en las fiscalías. Son elementos básicos que no funcionan y repercute directamente en los procesos judiciales.

Además la ley del Arrepentido en Brasil tiene algunas diferencias a saber: allá el arrepentido no sólo puede alcanzar una reducción de la condena, y el juez también la puede sustituir por otra pena que no sea de prisión o incluso puede conceder el “perdón judicial”, es decir, la extinción de la pena.

La ley brasilera nno obliga a incriminar a un imputado con igual o superior jerarquía, como ocurre con el proyecto argentino. Sin embargo, establece que el fiscal puede desistir de denunciar a un arrepentido siempre y cuando no sea el líder de la organización y sea el primero en colaborar.

Por último, la ley de Brasil no establece ningún tipo de excepciones para ser arrepentido, mientras que en la Argentina están exceptuados algunos funcionarios públicos.

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