“No hay peronistas buenos y malos, hay peronistas con poder y sin poder “

El intendente de Neuquén Horacio “Pechi” Quiroga piensa que el país necesita otro período de Macri.

Enrolado entre los intendentes de “Cambiemos” que rechazan al peronismo “y el maldito gen del populismo”, el radical Horacio “Pechi” Quiroga, tiene a su cargo la organización de una reunión de jefes comunales y altos funcionarios del gobierno nacional, el próximo 5 de mayo en Neuquén.

En esta entrevista exclusiva con ExpedientePolitico, reflexiona sobre la necesidad de una buena elección en octubre para consolidar “el rumbo”, favorecer la llegada de las inversiones y permitir que Mauricio Macri, siga como Presidente hasta 2023.

Reconoció la crisis en la que se encuentra sumida la UCR y rescató el papel del mendocino Ernesto Sanz, quien en su criterio como presidente del  partido, evitó que esa fuerza cayera “en el ostracismo”. Dijo que le gustaría que tuviese un papel más visible y criticó a correligionarios que se sienten cómodos “en la oposición” y que no se dan cuenta que son oficialistas.

 

No se puede hacer una caracterización general y única de la relación entre el radicalismo, al que usted pertenece, el PRO y la Coalición Cívica. Hay situaciones particulares e incluso muy conflictivas ¿Cómo lo ve?

Hay distintas situaciones de acuerdo con la capacidad de desarrollo en cada distrito y según las responsabilidades  de gobierno. No hablemos de la capital federal ni de la provincia de Buenos Aires, verdaderos rompecabezas. Ahí armar es muy complicado, con cuestiones locales un tanto alborotadas. Eso no sucede en Neuquén.

¿Cuál es la diferencia?

En Neuquén, Cambiemos funciona sin problemas graves, porque fue el primer distrito donde el radicalismo manifestó su apoyo a Mauricio Macri como presidente de la República. Gobernamos la ciudad capital, respondemos al Ejecutivo nacional y no hay diferencias internas. El gobierno nacional podría tener algún tipo de inconveniente por su estrecha relación circunstancial con el gobernador provincial del MPN (Omar Gutiérrez).

¿Esa relación estrecha a la que hace referencia, le está haciendo ruido?

Ya tuvimos una reunión de intendentes de Cambiemos (el 17 de marzo en la capital federal, mientras se prepara otra para el 5 de mayo en Neuquén), y allí le pregunté al jefe de gabinete, Marcos Peña y al ministro del  Interior, Rogelio Frigerio, si pretendíamos un gobierno de transición u otro de transformación. Es que de transición conocemos mucho, después llega el peronismo y nos eyecta ¿Generamos la condiciones de normalidad para que vuelva el peronismo?

Buena pregunta ¿Usted es de los que se oponen a los acuerdos con el peronismo o el MPN que, por esencia, es neoperonista?

Las complicaciones en el armado nacional es que algunos en el PRO, son muy propensos a arreglar con el peronismo. En esto, la tengo clara: no hay peronistas buenos y malos. Hay peronistas con poder y sin poder. Es fácil acordar con ellos, cuando están afuera del poder. Cuando lo tienen, te pasan por encima con la topadora.

¿Entonces, cuál es su pronóstico?

Las cosas se irán decantando. Hay partidos tradicionales, como el nuestro, con su liturgia y sus cuerpos orgánicos. El ARI tiene un liderazgo indiscutido (el de Elisa Carrió). El PRO es un gobierno, no un partido. Nosotros, como locales, armamos Compromiso Neuquino y yo soy el titular de Cambiemos.

Por lo que usted dice, un gran interrogante se da en la provincia de Buenos Aires, donde se está a la caza de peronistas ¿Es así?

No hay duda. Ahí tenemos un dolor de garganta que ni te cuento. Pero ¿dónde ponemos el acento? En el trazo grueso, en gobernar para poder superar la etapa populista de la Argentina ¿Cómo? Con dos períodos de Macri, por lo menos, para que el país pueda tener anclaje en el planeta tierra. No alcanza con un solo mandato. Y para que Macri repita en 2019, debemos ser amplios, tolerantes, conducentes y prácticos.

¿Por eso lo de (Martín) Lousteau en la capital federal, les mueve la estantería?

No me quiero meter en otras internas…entre los porteños, el radicalismo viene perdiendo la estima pública hace mucho tiempo. En la provincia, ocurre lo mismo de forma paulatina. La UCR tiene menos fuerza. Por eso, insisto en el trazo grueso: Macri no puede ser un mero administrador de la transición, sino quedaría latente en el ambiente la acechanza del populismo. La única manera de superarlo, es con dos años muy claros (tras las elecciones legislativas de octubre). Hay objetivos  y, por primera vez, un rumbo. Venimos con una sociedad enferma, donde el gobierno de “la década ganada” incurrió en la peor de las patologías, creerse en el derecho a no tener razón. Podían llegar a decir: “pertenecemos a Oceanía, ¿y qué?”

¿Qué significa ser amplios y tolerantes con tantas vicisitudes?

Tener amplitud y generosidad. Posponer las ambiciones sectoriales partidarias porque hay un objetivo más grande: abandonar el maldito gen del populismo. Yo hubiese preferido que se le permita a Lousteau participar de una interna de Cambiemos. Pero no hay lugar para Lousteau..

Se lo tengo que preguntar: ¿el radicalismo vive una crisis terminal?

Tuvimos un gran presidente, Ernesto Sanz, que evitó que la UCR se convirtiese en un partido testimonial. Muchos no le tenían confianza. Hay agrupaciones que han desaparecido, como el MID y el Partido Intransigente. Sanz evitó que el radicalismo pasara al ostracismo. Y está en la incesante búsqueda de poder, al contrario de lo que sostienen algunos correligionarios, especialistas en ser opositores. Para cambiar hay que ganar, no hay premio para el mejor compañero o el subcampeón. Hay que convencerse que ganamos y actuar en consecuencia: somos el oficialismo, con una herramienta interfuerzas.

Una curiosidad: ¿por qué Sanz no adquiere otro relieve en la gestión de gobierno?

Sanz fue un piloto de tormentas muy importante. Padeció las críticas de muchos radicales, en algunos casos  despiadadas. Y demostró su espíritu radical. Fue a la Convención, debatió, triunfó y sigue convencido de su decisión. El partido ocupa un lugar para juntar fuerzas y salir de la trampa populista. Le reconozco que quisiera que no se moviese entre bambalinas, y que su participación fuera más evidente y pública.  Pero está en comunicación permanente con Macri. Si no fuera por Sanz y Carrió, no hubiese existido Cambiemos y hoy gobernaría (Daniel) Scioli..La misión de Macri es terminar con el gen populista.

La oleada de inversiones extranjeras nunca se produjo. Vaca Muerta se presentó con bombos y platillos y hoy parece que tampoco arranca, a pesar de un acuerdo en el que participó el gremialista petrolero Guillermo Pereyra ¿Qué sucede?

Vaca Muerta estaba más muerta que nunca. No la inventó el MPN. Existe hace millones de años. Esperaba su oportunidad. La mejor fue durante “la década ganada”, cuando el barril de petróleo estaba a 140 dólares. La caída en el precio, hizo naufragar a Vaca Muerta. Con todas las diferencias que tengo con Pereyra, me parece que tuvo un acto de responsabilidad para sumarse a la iniciativa de Macri ¿Pero qué sucede? Hay otro precio internacional y a esa realidad hay que adecuarse. Podrían esperarse millones de años más, pero se decidió dar sustentabilidad a esta actividad hidrocarburífera en forma paulatina.

¿Hay que bajar las expectativas, entonces?

Es que hay cuestiones económicas y también políticas que tienen consecuencias económicas. Los inversores están esperando las elecciones de octubre. La plata es nerviosa. No le gusta quedarse quieta. Pero a su vez, es miedosa, no se asienta en cualquier lugar. Y si bien no hubo lluvia, están llegando las inversiones. Hace poco más de un año atrás las tranqueras estaban cerradas. Hoy no. Pero los capitalistas se toman su tiempo. No invertirán en forma explosiva. La solución de todos los males, delos neuquinos y del país, requiere paciencia. Vaca Muerta también. Su rentabilidad estaba asegurada durante la época del kirchnerismo y no se hizo nada. Las transformaciones no se producen de un día para el otro.

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