Macri: el presidente de billetera flaca que está obligado al diálogo permanente

El presidente sigue apelando a las metáforas futbolísticas para alentar a sus ministros. Un “cartonero” que busca anotar en el minuto 90.

Alguna vez Maradona lo tildó de “cartonero” Báez. Era por su apego al cuidado del gasto. Fue su época más exitosa como presidente de Boca y la que le permitió catapultarse a la política.

Aquel puente de oro se transformó en un alambre delgado, en el que Macri es un equilibrista que administra un país sin red. El Boca y River permanente, que cruza los debates del país, ya no tiene a un Ramón Díaz para la chanza sino un peronismo en proceso de reorganización.

La política se bate con marcas venenosas. Las victorias de ayer son las derrotas de mañana y viceversa. Ganancias es un botón de muestra de la fragilidad del estado zen y una exigencia permanente en la búsqueda de consensos.

Massa es el delantero astuto que olfatea los rebotes en el área. Pichetto es el defensor rústico que quiere limpiar su imagen de rojas y amarillas en el chiquero político.

Macri se enojó en la última reunión de gabinete ampliado en el CFK. Reclamó mas “huevos” a sus ministros dormidos. Y reivindicó a la triada de gobierno: Marquitos Peña, Carlos Quintana y Gustavo Lopetegui son la delantera. Hasta ahora, por cierto, menos efectivos que Riquelme, Palermo y Schelotto.

ENCUESTA¿Quién crees que puede conducir al Peronismo?

El mensaje de respaldo al ala optimista dejó muy preocupados a los que creen que debe haber cambios en el gabinete y en la estrategia de alianzas políticas.

Lo positivo es que Macri no quedó inmovilizado ante la ofensiva de Massa y las fracciones peronistas. Agarró el teléfono y habló sin titubeos con un par de gobernadores que son receptivos a su mesa. Una forma inteligente de reparar los errores de táctica legislativa. Enfrió el partido y evitó otra derrota política.

El presidente también confía en su Gran DT, Jaime Durán Barba. El ecuatoriano cree que lo “viejo” decanta ante el cambio de época que votó la gente.

Las encuestas, por ahora, le siguen dando la derecha. Aunque el mundo ya demostró la fragilidad de las mismas, es cierto que a veces los triunfos se construyen desde el convencimiento que el otro no puede ganar. Al gobierno le falta un gol, esos que aunque sea en el último minuto se gritan como un campeonato.

Llegaron los datos al Consejo para la auditoría de las causas de corrupción