Tras el #1A, el dilema del Gobierno es polarizar o acordar con sectores dialoguistas

El gobierno quedó atrás de la iniciativa política de las redes, su principal caballito de batalla comunicacional. ¿Qué significa el relanzamiento del gobierno?

El pique corto es más tentador. Polarizar puede dar un rédito en octubre, mientras continúe el memorial de “muertos” del kirchnerismo. La otra opción retomaría el arranque en el 2016, cuando Macri convocaba con gestos puntuales al diálogo político a un sector sensato del peronismo.

Por el momento, el entusiasmo (algo desmedido) invadió las usinas oficiales por la sorpresiva Marcha del #1A. No es la primera demostración de una clase media hastiada del ahora herencia recibida. De la crisis del campo hasta la muerte sospechosa de Nisman se volcaron a la calles desde las redes sociales diferenciándose de las viejas estructuras políticas.

Así como despierta la furia rápidamente se apaga y suele caer en conformismos o en descreimientos absolutos de las instituciones. Por eso, para el gobierno resulta vital capitalizar y decodificar con certeza la energía de tantas lecturas que tiene el #1A.

Elisa Carrió, favorita entre muchos de los que se manifestaron en la Plaza, dijo horas antes que “el Gobierno es el que está a cargo de la responsabilidad de llevar adelante la República, no necesita de manifestaciones”.

Lilita abona a que el gobierno retome la iniciativa política sin jugarse la partida de la calle, que no solo no maneja sino que puede ser riesgosa para la paz social.

El dilema de la puerta dialoguista es que resulta trabajosa para la ventaja rápida que se quiere sostener en un año electoral, y las urgencias de un gobierno que necesita los votos para legitimarse ante la notoria fragmentación política.

El no seguir alentando la agitación anti k le permitiría al gobierno y a sus eventuales aliados y abrir los tiempos de la renovación en el PJ. Randazzo ya está en la gatera de un lanzamiento. La autopista del medio solo tiene vida si hay una Argentina menos bipolar.

Macri con su aviso del choripán, atacando a las otras marchas de tinte social, parece elegir la vía de la confrontación directa y la enemiga preferida.

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El Gobierno apuesta a un cambio discursivo para el año electoral