Administrando la impaciencia: detrás de la “suavidad” de Alberto vino la dureza de Kicillof

Con el nuevo DNU se entró en un paréntesis político de franca tensión entre los duros y los permisivos con la pandemia. Guarda con los Súper poderes.

Sigue siendo de varias lecturas qué quiso resignificar Alberto con el nuevo DNU, mientras la Corte Suprema demora un fallo guía para las clases presenciales. El presidente sorprendió con un discurso tempranito, el viernes pasado, como una suerte de fumata de paz con Larreta, quien a la tarde de ese mismo día se alineó al discurso presidencial.

Alberto volvió al centrismo y el Jefe de gobierno porteño le devolvió la gentileza con hacer un sistema bimodal en la secundaria, que sacará muchas personas de circulación en el transporte público. ¿Y Kicillof?

Fue prudente en las palabras pero imprimió dureza en los controles. Horas después los porteños que querían disfrutar de un soleado sábado fuera de la Ciudad sintieron el rigor. Otra vez, la Grieta. El subtítulo para no distraídos fue que en la ciudad no hay ningún tipo de control a las medidas.

Tomar la temperatura a cada automovilista que sube a la Panamericana no pareciera un acto de racionalidad ni de efectiva política sanitaria sino más bien un mensaje furioso de que las medias tintas postuladas por AF no satisficieron a los duros del núcleo bonaerense.

Opositores están alerta. La “suavidad” de Alberto puede esconder intenciones de súper poderes. Del anuncio, lo único diferente fue señalar que enviará un proyecto de ley al Congreso para que esté facultado a tomar medidas excepcionales por la pandemia. ¿Incluirá ese paquete suspender elecciones si fuera necesario?

Mientras tanto, Alberto elige el camino de administrar la impaciencia ciudadana y compartir los costos políticos de los contagios y muertos.