Alberto, atrapado entre “los sótanos de la democracia” y la tentación al déjà vu

Preocupa en el gobierno tantos frentes abiertos. La moderación del presidente puesta a prueba.

Alberto utilizó la figura de “los sótanos de la democracia” para referirse a la ilegalidad con la que se han manejado los servicios de inteligencia en el país durante 37 años de democracia. A la vez, utilizó el término déjà vu para expresar su deseo de repetir una reestructuración de la deuda externa exitosa como hizo Néstor, en 2003.

Entre sótanos y déjà vu se ha reciclado el sistema con representantes que comienzan a sentir la perturbable incomodidad de la mirada censora de una sociedad que va perdiendo la paciencia en recetas repetidas de sus dirigentes..

En el Gobierno se respira impaciencia. El presidente sabe que esas condiciones de renegociación de la deuda que tuvo el kirchnerismo embrionario ya están lejos de poder reproducirse: el mundo es otro y a la Argentina le creen menos.

El término déjà vu, tan difícil de clasificar por los estudiosos, remite a la distorsión de la memoria, alguien que cree que lo que le está sucediendo alguna vez ya le pasó aunque no sabe como explicarlo.

Aplicaría la sensación a un montón de casos que se han focalizado en la semana política. Un presidente reclamando comprensión a los empresarios para frenar la escalada de precios. El campo en pie de guerra, al no querer ceder un ápice de ganancias, o los discursos retrógrados de kirchneristas que van a la arena de la discusión con el gusto a la eterna revancha, marcando al paso el “enemigo”.

El presidente abre su oído a muchos asesores, Los nombrados y los otros que esperan volver. Va prendiendo, en él, la idea que su gabinete requiere un reajuste de nombres. ¿Será antes o después del Fondo?

En este sentido, el senador Oscar Parrilli sintió orgullo que “el campo los ataque”. Grabois los llamó “parásitos” que viene de la renta extraordinaria, quizás embuído de la trama de la película surcoreana, ganadora del Oscar.

En Expo Agro se verá el déjà vu no deseado. Dicen los dirigentes de la Mesa de Enlace que no habrá cortes de ruta, sin demasiadas convicciones de poder contener la bronca y hasta odio de los productores. En todos los sectores opositores al kirchnerismo se va confirmando la idea de la que manda es Ella y no Alberto.

Los sojeros arrastran a una medida extrema cuando en relaidaadlas medidas que tomo el gobierno de Alberto son muy distintas a la 125. En qeu la medida polémica del kircherismo no hubo segmentación y se castigó al campo como una masa uniforme.

Ante esto crece la sensación de impunidad y que las buenas intenciones reformistas esconderían demoniacas acciones para hacer zafar a ex funcionarios. Difícil que haya fórmulas o leyes que puedan modificar el desasosiego de quienes creen en lo que sus más intimas predicciones viene proclamando.

El presidente abre su oído a muchos asesores. Los nombrados y los otros que esperan volver. Va prendiendo, en él, la idea que su gabinete requiere un reajuste de nombres. ¿Será antes o después del Fondo?