Alberto quiere ser su propio jefe de campaña

Contocirtuidos en el arranque de su campaña, que encima tuvo una internación. No quiere jefes ni coordinadores de campaña.

La internación de Alberto Fernández fue un elemento circunstancial que se transformó en una novela de especulaciones. Nadie supo parar a tiempo la bola de nieve. De culebrilla, a tos frecuente y luego desmentir las versiones más temerarias, hasta que llegó el parte médico oficial. “Inflamación pleural”.

Explicar un tecnicismo médico es tan difícil como escudriñar cuál es el perfil de arranque que tiene su campaña a presidente, sobre todo el de ser independiente y moderado con respecto al kirchnerismo.

Veamos sino lo que ocurrió el último fin de semana. Se fue con un grupo de dirigentes, Felipe Solá, Víctor Santa María y el Chino Navarro, para rendir honores y buscar consejos por parte del patriarca de la izquierda uruguaya, Pepe Mujica. No parece ser un baño de moderación.

Por otra parte, antes perdió un tiempo valiosísimo aclarando sus dichos sobre la justicia y que no planea indultos por corrupción. Claro que los adversarios se la hacen más complicada.

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En la antesala del alta médica, Alberto encontró una maraña de movileros que le insistieron sobre otros dichos polémicos. “No creo en los debates presidenciales y no voy a debatir con un mentiroso”, remarcó ante la insistencia periodística sobre un posible choque mediático con Macri. El candidato de Unidad Ciudadana parece olvidar que los debates presidenciales son desde el 2016 obligatorios por ley. ¿Dejará la silla vacía?

Fernández “bueno” cumplió el rol de Jefe de campaña de Cristina hasta hace poco. El cambio de pantalla parece haberlo aturdido. Un verdadero articulador, Jefe de campaña y hasta un gurú internacional se irán imponiendo como una realidad inevitable. Cómo articular con una figura tan fuerte como Cristina para que no haya dos campañas diferentes en el mismo espacio.

Durante la internación quedaron en claro los cortocircuitos del equipo que por ahora lo secunda. Alberto estuvo solo encerrado con su novia en la habitación del Otamendi dando notas con radios sin filtrarlas por su equipo de consejeros. “Está caprichoso, no escucha a nadie”, comentó uno de ellos.

El hombre fuerte, que quiere la unidad del pueblo argentino salteando Grietas, es muy distinto al que se proyectó estos primeros días de campaña.

Si no recalcula, enfrente tendrá además de un gobierno “errático en lo económico” un poder del estado que sabe hacer campañas y que tiene un especialista extranjero pensado como retener a la clase media.

La excelente jugada de Cristina de ponerlo como efecto desarticulador de Alternativa Federal podría diluirse si el intérprete sigue errático en sus notas.