¿Alberto es el “outlet” de Cristina?

El presidente quedó atrapado en el discurso de su vice. La ex mandataria recuperó protagonismo. No está claro si centralidad.

La imagen maternal de Cristina, tocándole el brazo al presidente, cuando entraba en calores y se cruzaba con un diputado opositor, en plena Asamblea legislativa, será una postal de época a la hora de evaluar el singular dipositivo de poder inaugurado hace un año y medio.

Como toda “madraza”, las caricias se alternan con varios tirones de orejas. Esas marcaciones personales solo hacen falta subtitularlas con las caras elocuentes de la líder del Frente de Todos o con críticas que luego se transforman en actos de gobierno.

Igualmente cabe preguntarse, tras tanto aluvión discursivo: ¿Protagonismo es igual a centralidad política? No son lo mismo. Cristina tuvo la destreza política de manejar las dos conceptos de poder durante una década. Su último acto magistral fue reinventarse a través de un candidato a mano, funcional a la ambivalencia para sumar votantes.

La nueva ofensiva contra la justicia parte de una realidad: al oficilsmo no le dan los números en el Consejo de la Magistratura para cambiar el mapa de jueces que entiende en causas anti corrupción

El discurso del último 1 de marzo por parte del actual presidente, marcó un punto de inflexión. Si alguien pensaba que Alberto podía ir prescidiendo de Cristina, esto ha quedado descartado. Alberto será el “outlet” de Cristina hasta el final de este mandato presidencial en curso.

La gira a México fue muy deslucida. Partió con la mochila del escándalo del vacunatorio VIP y pedió el autocontrol, algo que lleva implícito en su personalidad. En su defensa, dicen que de ese tono altisonante no podía reparecer en el Congreso con suavidad.

Alberto cometió un error inicial de cálculo. Subestimó el poder de daño que aún tiene su compañera de fórmula. A la vez, pensó que la familia judicial le iba a responder con suavidad a sus requrimientos. Un profesor de Derecho pensó que dar cátedra en la facultad era  aplicable a los juegos de poder reales en un sistema “podrido”, a consideración de la number one.

Los interlocutores del sistema judicial, cuando él era jefe de gabinete, fueron mutando al igual que sus referencias de medios y periodistas.

Se siente traicionado con el círculo rojo como Macri, cuando le prometieron un oleaje inversiones que nunca llegaron. Por eso, Cristina perdió la paciencia y comenzó a recuperar protagonismo.

La nueva ofensiva contra la Justicia parte de una realidad: al oficialismo no le dan los números en el Consejo de la Magistratura para cambiar el mapa de jueces que entienden en causas anti corrupción. Cristina es protagonista de un final de época. Su centralidad está dañada. Alberto ese la oportunidad de oferta, en el mientras tanto, que encontró el sistema.