Alberto entre la tentación de morder la zanahoria del populismo o aplicar recetas conocidas

Días clave para configurar su rumbo político y económico. El desgaste de la expectativa post PASO le da poco margen para pensar. Lavagna es su fiel de la balanza.

A principios de los 70, los chilenos Armand Mattelart y Ariel Dorfman publicaron un texto clave para los estudios de la teoría comunicacional latinoamericana del aquel entonces: Para Leer al Pato Donald. Según estos estudiosos, críticos de los efectos culturales inyectados por los medios masivos, el clásico de Disney fue un mecanismo de dominación cultural.

El texto endulzado por intelectuales latinoamericanos determinaba que la “aguja hipodérmica” hace que los medios de comunicación ejerzan una influencia directa y vertical para modificar el pensamiento y dirigir las acciones de los consumidores.

Décadas después, hasta el propio Mattelart redefinió su teoría y dejó en claro que aquella versión apocalíptica del emisor de un mensaje cultural tenía nuevas miradas a comprender.

Alberto, con su relato sobre el conejo Bugs Bunny, relanzó el halo de aquel libro progresista, en una conferencia que dio con Pepe Mujica. El presidente electo mostró una faceta muy cristinista en el acople de un relato de canto de sirenas para un sector llamado populista.

Sin duda, además de extemporáneo y fuera de la sensibilidad de la coyuntura económica que vive el país, su presentación también pudo ser aplaudida por un Maduro que pretende manejar los tiempos festivos de la Navidad “felíz”.

¿Lo hizo obligado por un auditorio que lo obligaba a mostrar uñas de guitarrero? No se sabrá hasta tener mejores elementos sobre su prioridades de gobierno y enlaces ante un mundo sumamente complejo y no apto para palabras bonitas.

También es plausible que su discurso anti dibujitos yanquis haya preparado una vidriera más digerible de su amable y necesaria charla telefónica con Donald Trump, quien lo felicitó tardíamente por su éxito electoral.

Su postura de agenda internacional se van acomodando a una tercera posición que se verá si la bipolaridad creciente permite espacio para jugarla y también obtener una re negociación rápida e inteligente en cuanto al endeudamiento externo, un monstruoso generado por el gobierno saliente.

Su posturas de agenda internacional se van acomodando a una tercera posición que se verá si la bipolaridad creciente permite espacio para jugarla y también obtener una re negociación rápida e inteligente en cuanto al endeudamiento externo  monstruoso generado por el gobierno saliente

Felipe Solá le armó las reuniones con López Obrador y el mega empresario Carlos Slim. Se rumorea que una de sus primeras visitas, ya asumido como presidente, será al Vaticano para ver al Papa Francisco, quien ya hizo saber que no vendrá a la Argentina tampoco en el 2020. Por otra parte, se trataría de ablandar al dura relación con Brasil. El principal socio de la región mandará un representante a la ceremonia de jura, pese a que Bolsonaro decidió pegar el faltazo.

Venezuela es un verdadero problema para el nuevo gobierno pero no el único a nivel regional. El no intervencionismo, manejando la variable de una transición ordenada en Caracas, es abrazar a Uruguay y Méjico, entre otros países que entiende con razón que abrir la puerta de los marines norteamericanos es morder la cola del diablo.

Por su lado, la reelección de Evo Morales está puesta en duda desde su transparencia. El líder Boliviano tiene un ultimátum de 48 , por parte de un frente opositor para renunciar. Chile sigue sangrando sin un líder claro en su rebelión.

Ni zanahorias populistas ni salidas conocidas y probadas en sus resultados de fracaso. Alberto quiere ser un nuevo líder de una Argentina que tiene tantas urgencias como el corre caminos.