Alberto marcado por dos años de La Marmota

El presidente se encuentra atrapado en el tiempo político de la repetición perpetua, errores y problemas crónicos.

Como aquel personaje que interpretó el genial Bill Murray, en El Día de la Marmota ( Atrapado en el Tiempo) , el presidente de la Nación es un hombre atrapado en un tiempo plagado de rutinas y acontecimientos externos que no puede o no sabe como modificar.  Un gobierno joven, envejecido por la pandemia que ve como dijo el filósofo Nietzsche que “la vida no es sino una serie de acontecimientos repetidos infinitamente”.

Alberto espera, tras estos dos primeros años , y dando la bienvenida al 2022, que la marmota Phil salga de la madriguera y anticipe el final de un largo invierno. Sin embargo, entre la herencia sus propios errores de gestión, el primer mandatario atravesó un 2021 de noticias capicúas.

La eterna negociación con el Fondo , donde su protagonista estelar: Martín Guzmán, todos los días nos explica que falta poco, es una muestra clara de una administración congelada, inhabilitada en comenzar un plan real de gobierno. El economista el Mercado, Carlos Melconián, lo expuso con habitual crudeza. ” La gestión de Alberto Fernández es irrecuperable”, dijo en una entrevista radial.

El años que se fue comenzó con una curva ascendente del drama  pandémico y cierra con Ómicron, que aunque es menos letal, complica, con su tasa de alta contagiosidad, la vuelta a una normalidad parecida a la que añoramos volver.

Algo si cambió,  en nuestro protagonista de La Marmota nacional, y es que de ser estricto cuidador de la salud de los argentinos , al punto de defender una cuarentena dura, pasó a modo “siga , siga” como aquél árbitro complaciente que se se guarda las amarillas y rojas en el fondo del bolsillo. Es la economía finalmente la que domesticó al “científico” de la Rosada.La inflación sigue clavada en 50 % anual y el dolor Blue marca el límite a cualquier intento de cuidar los precios.

Por febrero pasado , no esterábamos del vacunatorio VIP , a través de una confesión sugestiva del periodista Horacio Verbitsky quien terminó de hundir al ministro Ginés (un “amigo”), pasamos por la Fiesta Vip de Olivos y lo cerramos con el espectáculo de una dirigencia a nivel general, que dio otro toque de desconexión con la realidad dando el aval a nuevas reelecciones de intendentes en la provincia de Buenos Aires.

Es la economía finalmente la que domesticó al “científico” de la Rosada

Alberto es su laberinto del tiempo político, sigue atrapada a una lógica de problema de origen de su entronamiento, que fue y es la lapicera de Cristina. Es cierto que el haber perdido las elecciones de mitad de termino ha dado una sensación de recreo para la intención de cuotas de autonomía. Las internas en el gabinete siguen su curso , solo algo disimuladas por la fragmentación de la oposición

Alberto, como el personaje encarnado por Murray, sabe que todos los días que se va a a despertar en Olivos, tendrá acontecimientos y noticias similares con las que deberá lidiar hasta el fin de su mandato.

Hay una ventaja, si se es consciente de esta perpetuidad, y es que teniendo el guión de antemano puede tratar de comenzar a ser un actor principal, cambiando algo en el tiempo que se repite y así intentar  poder romper el hechizo. Sino nunca saldrá de su madriguera.

Como dijo el personaje de la película a modo de moraleja existencial: “los días perfectos si se pueden planear lo que pasa es que eso lleva mucho trabajo”.

Horacio Caride