Alberto se sumó al operativo limpieza de la imagen de Aníbal Fernández

Tras la aclaración de artículos periodísticos sobre que el funcionario no es La Morsa, preparan el terreno para un destino más importante.

Un caso más de narcotráfico, incluso viejo y olvidado, volvió a reaparecer, estuvo en boca de todos este fin de semana y el oficialismo lo aprovechó para limpiar la imagen de uno de los funcionarios más kirchneristas.

Se trata de un decomiso de 44 kilos ocurrido el 31 de diciembre de 2003 a la altura de “Flor de lis”, una escultura ubicada en Barrio Parque, muy cerca de la Facultad de Derecho.

Resulta que ahora, 17 años después del caso, un tribunal juzga el rol en el caso de Julio César Pose, un exagente de la SIDE reconvertido en colaborador de la DEA en la Argentina.

La fiscalía pidió 4 años y medio de prisión para Pose por trasladar el cargamento desde Salta hasta la Ciudad de Buenos Aires sin tener una orden judicial para hacerlo, pero con el pretexto de hacer caer a una banda de exmilitares.

Clarín publicó que “numerosas fuentes sostienen que Pose es ‘La Morsa’, apodo que se le atribuyó a Aníbal Fernández para incriminarlo en el tráfico de efedrina”. A partir de esa frase, el ex jefe de Gabinete buscó limpiar su imagen: “Te expliqué el daño que me querían hacer. Pedí tu confianza…sostuve que en algún momento se vería la verdad. Aquí la tenés y publicada por Clarín…”.

No solo eso: hasta el propio presidente Alberto Fernández se solidarizó con el otro Fernández, ahora interventor de YCRT: “En la Argentina parte de la justicia, de la política y de los medios acordaron difamar y perseguir opositores. Cuando sus mentiras caen los mismos que hacían eso se corrigen como al pasar. Resulta que Aníbal no era ‘La Morsa'”.

Sin embargo, hasta el día de hoy, la jueza federal María Servini, que investiga el tráfico de efedrina de 2004 a 2008 y el triple crimen de General Rodríguez de agosto de 2008, no tienen pruebas para determinar quién era el que exigía coimas para dejar pasar ese precursor químico.

El primero en decir que existía un tal “La Morsa”, es decir el coimero, fue Martín Lanatta, uno de los cuatro condenados por el triple crimen. Lo hizo pocos días antes de que Aníbal compitiera con Vidal por la gobernación de Buenos Aires. Aníbal le atribuyó a esa “campaña sucia” su derrota electoral en 2015.

Desde 2016, cuando se hizo cargo de la doble investigación, la jueza Servini tuvo sospechas sobre cuatro personas que podrían ser “La Morsa”: Pose, como ahora sostiene Clarín; Aníbal Fernández, como acusó sin pruebas Lanatta en el programa de Lanata.

También existen dudas sobre un ex jefe de la Aduana, donde la prensa para mover los containers se la dice justamente “la morsa”, y un ex jefe de la Policía Federal (PFA), que tenía vínculos con los empresarios Abraham y Fucks, condenados por traficar 9.800 kilos de efedrina.

Fucks en realidad no fue a la cárcel. Antes de la sentencia, escapó a Israel, donde no hay convenio de extradición, y consiguió cambiarse la identidad.

Por lo demás, Pose, al que Aníbal dice que era la verdadera “Morsa” sosteniéndose en la nota de Clarín, siempre tuvo buenos contactos: no solo consiguió demorar 17 años el juicio por el caso narco sino que fue el primero que llamó a Clarín para avisar el 13 de agosto de 2008 que habían encontrado asesinados a Forza, Ferrón y Bina.

Dejando de lado los detalles judiciales, la lectura política es clara: Alberto y Aníbal comienzan a conjugar el mismo lenguaje político, que se llama necesidad de recambio en un gabinete muy ajado.