“Alfonsín pactó con Isabel para no revisar los crímenes del 73 al 76”

Lo dijo el historiador y periodista Marcelo Larraquy. Y agregó que en esa época comenzaron los primeros desaparecidos.

Entrevistado en el programa “Conversaciones”, de “La Nación”, señaló que “la conflagración interna en el peronismo” del 73 y 76, fue “subsumida en el golpe del 76” y por eso quedó “en la nebulosa”. Fue así, porque a los partidos políticos también “les convenía olvidar”. “Hubo mil desaparecidos de ese periodo antes del Golpe”, sentenció Larraquy.

Mencionó varios hechos: que Perón echara a los Montoneros de la Plaza de Mayo, la aparición de la Triple A, la responsabilidad exclusiva que se enfocó en “el brujo de Villa Urquiza, López Rega, que engañó a Isabel”, y la existencia en ese período de “represión y desaparecidos”.

También mencionó que Raúl Alfonsín, cuando llevó al banquillo de los acusados a los miembros de la Junta Militar, “no enjuició los crímenes del 73/76, porque había un pacto con Isabel, exiliada en España”.

Mencionó que ya con Perón como Presidente se hablaba de “exterminar a los infiltrados”. Y agregó que “en la memoria armada de ese período se ocultan verdades, se armó un relato”.

Opinó Larraquy que a la clase política del 80 para adelante le convenía “ocultar el período previo a la dictadura”, para disimular la responsabilidad de los partidos, en especial del Justicialista.

Aseguró que los “montoneros” y Perón, no se conocieron en profundidad, y que a través de cartas lo que buscaron fue “desgatar a Lanusse”. El problema es que los seguidores de Mario Firmenich, pretendían un proyecto revolucionario y socialista y Perón un “gran acuerdo nacional”.

Refirió que la relación se rompió en Gaspar Campos, en noviembre de 1972. Antes Perón necesitó de los jóvenes para su campaña electoral y eligió a Cámpora y no a Antonio Cafiero como candidato. La cercanía con los “montoneros” y la izquierda, envalentonó a estos, que le manifestaron a Perón que con “su cuerpo y sangre” habían ayudado a provocar el regreso.

“Peron pensó que los iba a dominar con facilidad, pero no lo logró”, acotó.

Larraquy rechazó la teoría de los dos demonios: dijo que una cosa es el Estado, los batallones y las guarniciones como centros clandestinos de detención, y otra las acciones de la guerrilla. “No hay equiparación”, aseguró.

No todas fueron pálidas. Sobre el presente, el periodista señaló que “estamos en los mejores años, de alguna manera, de la política institucional”. Indicó que desde el retorno a la democracia hay menos violencia, en especial después de los 90. Excluyó el fenómeno “carapintada”, y afirmó que “el sistema se afianza,” a pesar de las crisis económicas y sociales.

“El sistema se defendió. No quiere decir que las desigualdades se terminaron. Al contrario. Se profundizaron, porqué en los 70 se vivía mejor que ahora. Había mayor producto bruto y menos pobres”, cerró.

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