Aníbal Fernandez se borró de Quilmes y lo dejó al borde del caos

En el club dicen que está encerrado en un departamento de Puerto Madero. El hijo de Meizner tampoco aparece. Los detalles. 

Quilmes se convirtió en un verdadero aguantadero K, devastado y con juicios millonarios. Los apuntados son: Aníbal Fernández y Andrés Meizner. “Durante los 12 años del gobierno Kichnerista el club fue un verdadero aguantadero”, manifestaron empleados del club a ExpedientePolitico.

Aníbal Fernández (Presidente del Club) y Andrés Meizner (vicepresidente 1°) están de licencia y desaparecidos en tierras quilmeñas. Los empleados exigen cobrar y hoy el club tiene siete técnicos que reclaman de manera judicial el cumplimiento de sus contratos, entre ellos Caruso Lombardi.

Primero dejó el cargo Aníbal, y asumió Andrés, hijo de José Luís Meizner, hombre de mayor confianza de Julio Grondona y actualmente con prisión domiciliaria por el escándalo del FIFAgate.

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Meizner (padre) y Fernández tienen un vínculo muy estrecho que proviene de los noventa, cuando Aníbal fue intendente de esa ciudad. Crecieron políticamente de la mano y fueron socios en muchos negocios. La confianza fue tal que Aníbal puso al hijo de José Luis como titular de RENAR.

Según pudo averiguar ExpedientePolitico, Quilmes Atlético Club pasó a ser tierra de nadie. En los pasillos del club, empleados afirman que  “Aníbal Fernandez ni siquiera puede caminar por la ciudad y menos ir a la cancha, hace tiempo que está recluido en su departamento de Puerto Madero”. “El club está tomado por barras, que hacen lo que quieren en las instalaciones del estadio”, sostuvo un empleado del estadio que insólitamente lleva el nombre de “José Luís Meizner”

Por su parte, el ex titular del RENAR, Andrés Meizner también está desaparecido y prófugo de su vida política en el club. Según pudo saber este sitio “Andresito” tiene mucho temor por las causas en las que pueda llegar a ser implicado y en este momento reside en la ciudad de Trelew (Chubut), donde es oriunda su esposa.

Mientras tanto, el club sigue envuelto en deudas, juicios, fracasos deportivos y en poco tiempo va camino a la quiebra. Más que nunca, el bunquer K está devastado.