Brasil no es Argentina, Lula no es Cristina

Las comparaciones siempre son antipáticas pero necesarias entre la crisis política y economica que sacude a nuestro país con el Gigante del Cono Sur.

¿En qué se parecer los procesos judiciales, políticos y económicos que cruzan el sistema de gobernabilidad de nuestro país con Brasil? La pregunta interpela a todos los protagonistas.

Brasil, a la puerta de las elecciones presidenciales, ya tiene una certeza entre tantas lagunas. Lula no será candidato. A la inhibición de la justicia, sobre el ex mandatario que sigue preso acusado de corrupción, el líder del PT le arrimó realismo político y ungió a su ex Ministro de Educación como candidato sustituto.

Cristina aun no definió que hará. Se cree que mantendrá el misterio hasta último momento, sobre la inscripción de listas. Mientras, se mantiene activo y preocupada. Desde el Instituto Patria alienta a potenciales candidatos sustitutos. Agustín Rossi y Felipe Solá.

Los números en las encuestas que manejan acá , la sitúan a Cristina expectante con un núcleo duro de apoyo de alrededor del 30% y en crecimiento por la decepción al gobierno de Macri.

Sin embargo, las sospechas de ser Jefa de una asociación ilícita, avalado por un procesamiento y en curso de llegar a una sentencia firme, la ponen en incomodidad perpetua.

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Los tiempos judiciales de argentina parecen más atentos a lo que dicte la necesidad de poder de turno. El gobierno de Macri cree poco probable que Cristina termine presa , fundamentalmente por la cobertura que tiene en el Senado para evitar ser desaforada, y hasta por un deseo de cálculo de campaña.

Hay un abismo de indicios entre las pruebas que se acumularon para Lula al dejarlo preso y las que se expanden sobre Cristina en los Cuadernos delatores. La foto de las propiedades y estilo de vida de nuestra ex mandataria nada tiene que ver con el ex líder metalúrgico, cuasi analfabeto que permanece detenido por la compra de un departamento cercano a la playa, que sería el pago de una coima.

El sistema político brasileño tuvo grietas para romper la complicidad. Dicen. que la propia presidenta destituida Dilma Rousseff facilitó información para el Lava Jato. Además, en Brasil cayó el principal oferente de la Construcción privada cartelizada con el estado, Marcelo Odebrecht.

Entre nosotros, se arrepienten para evitar ir presos y hasta consiguen estar en fotos con funcionarios en los actos oficiales.

La pregunta que se hacen en el sistema político local es ¿Qué pasaría si Cristina va presa? En Brasil, pese a que se creía lo contrario, los simpatizantes no provocaron desbordes ni grandes manifestaciones.

A diferencia de lo que ocurre allí, ahora la crisis económica social vertebró intereses dentro del peronismo, que aunque sigue atomizado tiene poder grande de movilización.

La decepción ante el Lava Jato, y la dirigencia en general , ha derechizado al extremo una de las opciones para el próximo 7 de octubre, con el candidato “caricatura”, Jair Bolsonaro.

Entre nosotros, no hay candidatos sorpresas a la vista, y pese a la Grieta y polarización, los extremos no han llegado a visiones xenófobas y anti sistema.

Brasil , que tuvo la dictadura más larga de la región en los 70, sien embargo fue mil veces menos sangrienta de la de Videla, Hoy, los generales cariocas alzan la voz y quieren influir en la castigada democracia de su país.

A la vez, el 2001 está lejos pese a que se lo llama. No solo por un sistema financiero con reservas sino por funcionamiento pleno de las instituciones y sus poderes. El proceso de destitución en Brasil, para muchos fue considerado una surte de Golpe.

El Real se ha depreciado sin los volúmenes del mercado nacional. El Gigante sigue con pies sólidos , a niveles de crecimiento aceptables , con su industria automotriz viva y presencia en la discusión Global. Argentina y su gobierno se encaminan a un camino recesivo, plagado de costos sociales. En unos lo político contagió a la economía,a nosotros los problemas estructurales económicos complicaron provocando una crisis política. Y las elecciones están muy lejos todavía.