Canal 9: un fantasma en la grilla, con futuro incierto y fuera de combate

Es otro de los medios que se sostuvo con la “magia” de recursos del Estado. Ya no le bajan plata y sus programas no miden. Sueldos de lujo para un futuro incierto. 

¿Sabías que el único programa que mide 2 puntos a veces es Combate? Un experimento con jóvenes atléticos y chicas espectaculares, que con poca ropa hacen desafíos en una escenografía rescatada de “Todo por 2 pesos”. Por esos extraños fenómenos de la tv, el progra levanta pasiones entre los adolescentes. Todo lo demás no alcanza un punto de rating.

Demasiado poco para un canal que se propuso, como desafío en 2016, volver a recuperar el tercer puesto, arrancado en varios cuerpos por América.

Contrataron figuras con honorarios caros como Fabián Gianola y Leo Montero, entre otros. No pasó Naranja. Inclusive hubo un programa estrella que se estrelló a la segunda semana. Era conducido por Georgina Barbarrosa y Victoria Onetto, a quien le debemos el debut como bailarín, en la tv abierta, del ex juez Norberto Oyarbide. A los pocos días levantaron “Degeneradas”.

Canal 9 está en un 70% por ciento en manos de Carlos Lorefice Lynch, un abogado sin pasado en los medios. Pero en el sector, es un secreto a voces que el verdadero dueño de Telearte SA sigue siendo el mexicano Remigio Ángel González González.

A nivel regional, lo llaman “el Fantasma”. Este empresario mexicano, oriundo de Higueras, en el estado de Nuevo León, adquirió este apodo por sus malabares para hacerse de medios, en América Latina, a través de testaferros. Así es que le compró Telearte a Hadad, a fines del 2006, por un monto cercano a los 30 millones de dólares.

Lo primero que hizo es transformar el ex canal de la palomita de Romay en enlatados con novelas. La que tuvo más repercusión fue el Patrón del Mal, sobre la vida de Pablo Escobar.

Después el esquema fracasó, y solo le quedaba como nave insignia “Bendita” con Beto Casella. Este año, los nuevos panelistas no funcionaron, y la figura del canal está en declive.

Sus compromisos con el kircherismo fueron elocuentes, sobre todo en la campaña presidencial, cuando se subió a la lancha de Daniel Scioli. Ya el ex motonauta acumulaba una historia sentimental con el 9 ya que su padre fue cofundador junto con Romay.

La cercanía política con Scioli tuvo chequera permanente y una deuda acumulada que no pudieron recuperar. El manejo estuvo a cargo de un ex colaborador del político, Bruno Tomaselli, encargado de Relaciones Institucionales del 9.

Otro bluff ha sido el intento de generar un Intratables propio. Eso intenta el programa de Silvia Fernández Barrio, rodeada de ex panelistas de 678. El espacio vespertino generó un aguantadero de personajes como Aníbal Fernández, que son tratados con guantes de seda. La conductora terminó pidiéndole disculpas al ex funcionario porque la amenazó con un juicio por “falsa información”.

En Zona 1, la mayoría de las notas no se consiguen ya que importantes personalidades como Lanata, rebotó a su cronista para no ser funcional a informes sesgados.

Como ejemplo de los desfajases, el canal paga los mejores sueldos del mercado televisivo. Un cronista que recién comienza está arriba de los 40 mil pesos. De ahí todo para arriba, según la importancia de la figura. ¿Cuánto más se podrá mantener la estructura de este canal deficitario?