Clases presenciales: un deseo que será difícil de cumplir

La idea es casi un consenso general de la dirigencia política. Con la pandemia aún fuera de control y la postura irreductible de gremios peligra en los hechos.

El discurso que las clases presenciales son esenciales e irremplazables en el aprendizaje de los alumnos en plena pandemia, logró imponerse aunque su factibilidad está lejos de consagrarse en un país atravesado por la crisis y la grieta. En algunos pises de Europa lo intentaron y tuvieron idas y vueltas, aperturas y cierres, pero siempre con el horizonte de planificar el regreso a las aulas.

La particularidad compleja de la Argentina pasa por la alta politización de una temática que abordada seriamente debería entrar entre los ítems indiscutibles de políticas del estado.

El oficialismo dudaba y fue arrastrado por las encuestas y ubicó a su ministro de Educación, Nicolás Trota, como abanderado de anuncios permanentes de deseos hipotéticos del regreso eterno, hasta que empujaron la idea salomónica sobre que la responsabilidad recaiga en cada distrito. Un 60 % de los porteños apoya el regreso a las clases presenciales.

Solo la provincia de San Juan , en algunas localidades, pudo durante el 2020 realizar algunas clases presenciales. Sin duda, los gremios docentes son el principal obstáculo de hacer prosperar los intentos de regresos al aula.

Fue así que Larreta afirmó que el 17 de febrero la ciudad hará el lanzamiento de las clases presenciales, primero con los grados iniciales de primaria, luego el resto. Su discurso parece firme pero está acompasado por medidas difusas de sus ministros, quienes por ejemplo todavía no explicaron del todo como seria la operatoria de traslado de los chicos a los establecimiento educativos. ¿Habrá combis suficientes que lleguen a sectores humildes o todo quedará circunscripto a una clase media que pueda arreglárselas por si misma en el traslado?

Acaso, ¿ es serio plantear que las bicicletas puedes ser el kit de solución global? La parte que pueda hacerlo de esa manera será minoritaria, primero tener una bici y después la edad responsable para meterse en el selvático tráfico local.  Resultó singular que el ministro Juanjo Méndez aprovechara la oportunidad para decir que la ciudad abriría créditos para la compra de bicicletas.

En España, un país con raíces culturales similares, la operatividad del transporte está saldada por una infraestructura moderna del transporte público y una mejor conectividad de su población.

Del otro lado “la máquina de impedir”. Un sindicalista casi desconocido por los medios, lanzó una hipérbole temeraria, calificando de “criminal” el acto del gobierno protervo de insistir con las presenciales.

Larreta advirtió a padres de colegios privados que el doble turno será imposible de imaginar, por una cuestión de logística. Nadie de todos los actores comprendidos en el feroz debate, se han planteado que herramientas a distancia, con la debida capacitación docente, podrían cohabitar y hasta instalarse definitivamente, después de estos difíciles tiempos.  En México instrumentaron tele clases que fueron complementos importantes en la pandemia

¿Acaso la tiza y el pizarrón serán fotos permanentes en la sacudida educación argentina?