La ebullición en la Corte aumenta la preocupación del Gobierno

El presidente del Máximo Tribunal quedó solo recostado a la lógica de la Rosada. El llamado “bloque peronista” lo aísla.

Rosenkrantz es un flamante presidente con pies de barro. Su designación surgió de un cruce de conspiraciones, luchas palaciegas y traiciones. Difícil que algo bueno y consistente pueda salir de un escenario así planteado.

Ahora se quiere empoderar, sin demasiada cintura política aunque con luces jurídicas meritorias. De su lado solo quedó la ministro Elena Highton de Nolasco, quien fue clave para que Lorenzetti no siguiera en la presidencia del Alto Tribunal, al dar vuelta su voto a último momento.

Después, sobrevino el escándalo de la pelea cuerpo a cuerpo entre el presidente entrante y saliente, por el control de la página web judicial oficial que transmite los fallos, un caso chiquitito que los protagonistas transformaron en un verdadero cabaret.

El nuevo episodio, que promete poner la cosa en un punto de hervor, es la designación que hizo Rosenkrantz del ex Subprocurador del Tesoro, Juan Pablo Lahitou, como integrante de la Secretaría de Desarrollo Institucional de la Corte.

El nuevo funcionario cortesano participó activamente como defensor del estado en el litigio con el Correo Argentino que estaba en manos de la familia Macri.

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¿Nuevo conflicto de intereses? Es probable pero lo que quizás más inquieta al resto de los integrantes de la Corte, es que esto se produzca después del almuerzo que Rosenkrantz tuvo con el presidente en la Rosada.

En el Gobierno viene creciendo la preocupación por el tembladeral que produjo el nuevo formato de mando de la Corte, y temen que esta situación provoque un vendaval de fallos adversos, como el que se viene con el tema previsional.

En esa reunión, se habría definido rodear a Rosenkrantz de gente de confianza para generarle gobernabilidad.

Aparte, se sigue de cerca la posibilidad de que la Vicepresidenta Highton de Nolasco deba retirarse pronto pese a su obstinación de ganarle al pasaje del tiempo. ¿Se vendría Pichetto, que ya comprobó que su proyecto presidencial no levanta pasiones?

Para las negociaciones con el peronismo “dialoguista” el esquema cierra a la perfección pero resulta que muchos creen en el color Amarillo que con cualquier peronista “pactar es anticipar el final”. Además, el protocolo de los nuevos tiempos amerita que una mujer sea reemplazada por otra para incluir en un esquema jerárquico de la justicia algo de equidad.

Según publica Ámbito Financiero, la ratificación del coeficiente de haber previsional que hizo la ANSES a través del Boletín oficial solo se explica por una filtración de los borradores del futuro fallo que tiene en el despacho de Maqueda. ¿Quién puede tener al alcance dicha información y acercarla a la Rosada?

Un posible noticia de ruptura, donde Rosenkrantz no pueda aguantar en la presidencia, y se vote su relevo, sería una paso de comedia impensado para un gobierno que quiere cerrar el año sin más sobresaltos.