Comienza la espinosa transición: una prueba contra los personalismos

Alberto y Macri se ven las caras. Desayuno e intención de medidas consensuadas. Re contra cepo y fuego cruzado.

Nunca la Argentina vivió una transición tan difícil como la que se inicia. Solo comparable con la del arranque de la democracia que tuvo que encarar Raúl Ricardo Alfonsín, figura política hoy recordada en todos los lides dirigenciales de la Grieta.

Queda claro que ya no basta con decir que con el sistema democrático se come, educa y cura. 37 años fueron suficientes para asumir el fracaso de varios actos fallidos entre radicales, peronistas, alianzas y kirchneristas.

Le toca a Alberto. Una incógnita es cómo podrá lidiar con los lastres propios y ajenos, en una composición de regreso del poder de muchas figuras retro, como la mismísima Cristina.

“Volvimos mejores”, es un lindo slogan que necesita hechos que lo confirmen o refuten. En el escenario de los festejos, lo rodearon sectores del kirchnerismo liderados por Cristina y Kicillof. Su festejo fue algo deslucido.

De todas maneras, el dato clave es que el ganador y presidente electo cruzaron palabras con un llamado telefónico .

El primer encuentro, entre ambos, transcurrió en la Rosada tras los anuncios de Sandleris de la ampliación del cepo del dólar.

 

Macri asumió la derrota rápido y sin furia, quizás conforme con los votos recuperados en contraste con las PASO. La derrota “digna” y el triunfo aplastante en la ciudad generan puentes en el futuro diálogo de dos personajes ególatras que no se toleran personalmente.

El naciente Albertismo será protagonista de la difícil transición. Dicen que Alberto designará a 30 dirigentes para enlazar datos con la Rosada. Cuanto menos lo vea a Macri, mejor para ambos.

La mesa chica de ese enlace de diálogo con el gobierno será compuesta por Santiago Cafiero y los economistas: Cecilia Todesca, Guillermo Nielsen y Matías Kulfas.

La administración de las expectativas de los Mercados y la opinión pública serán dos vectores que el ganador tendrá que asimilar mas allá de la verdad de perogrullo: Macri es el presidente hasta el 10 de diciembre.

El hombre común que pasea a Dylan deberá dar paso urgente a un dirigente de Estado que trasciende la culto a los personalismos.