Cómo fue el “juicio” al historiador disidente del Grupo de intelectuales macristas

A través del sistema de reuniones Zoom hubo fuertes reproches y un tono autoritario.

El Club Político Argentino debería rebautizarse como “El Club de la Pelea”. La reunión del Consejo Directivo votando la expulsión de su vice presidente, el historiador Eduardo Lazzari, tuvo características muy controversiales.

Al disidente a la conducción de Graciela Fernández Meijide le dieron escasas chances de defensa en un procedimiento que se pareció un juicio sumarísimo . ¿De qué se lo acusa?

La convocatoria por Zoom tuvo momentos de alta tensión entre los integrantes del CPA. Lazzari pidió tener derecho a expresar su impugnación al procedimiento por entender que varios miembros del Club de intelectuales tienen un problema personal contra él.

Pretendió tener una exposición de libre defensa pero lo cruzaron imponiendo otro criterio reglamentario que fue contestar las tres acusaciones por las cuales terminaron condenándolo, en dos de ellas, a la expulsión.

La primera de las acusaciones fue el haber filtrado a la prensa, a un periodista de Perfil, correos electrónicos del grupo que mostraban un fuerte debate sobre asumir posiciones duras frente al gobierno de Alberto Fernández.

Quien debió moderar la asamblea, Sabrina Ajmechet, mantuvo un tono acusatorio,  con reproches permanentes contra la figura del historiador, calificándolo de mentiroso y reclamándole la renuncia.

Ricardo Mazzorín contó el reglamento que incluyó la grabación del encuentro virtual para luego desgrabarlo y exhibir las conclusiones a los demás integrantes. Se aclaró que se podía cortar la palabra, a través de la anulación del audio, al excederse de un minuto la exposición.

Fueron dos horas y media de muchísima tensión y pase de facturas. Hubo un quórum de 13 anotados.  La Comisión Directiva votó sobre tres cargos con las opciones absolución, suspensión y expulsión.

Meijide, nerviosa, quiso acelerar el debate e ir pronto a la votación. Lazzari negó haber hecho filtraciones a la prensa sobre discusiones internas del CPA, “No estamos en un juzgado…”, se le aclaró en varios momentos aunque el tono fue siempre inquisitorio..

Ignacio Warnes llamó “fiscal” a Mazorin, en defensa de Lazzari. Ajmechet, que tuvo el manejo de la aplicación Zoom, se atribuyó silenciar a varios usuarios que cruzaron gritos, en una asamblea que mutó en conventillo.

“Ustedes quieren suprimir a la minoría de este Club”, aportó Lazzari, quien insistió en recusar a a miembros que lo expulsaron.

La segunda imputación fue la más curiosa. Se lo acusó por sus opiniones de entender que este Grupo de intelectuales se volvió una “facción macrista”.

La segunda imputación fue la más curiosa. Se lo acusó por sus opiniones de entender que este Grupo de intelectuales se volvió una “facción macrista”.

 

Meijide expresó: “Estamos asistiendo a una chicana permanente, sos bastante inteligente para saber de que se trata”.

“No me siento impugnada , se acabó…”, prosiguió la titular del CPA.

El primer cargo terminó empatado entre suspensión y absolución. Al darse cuenta la linea dura quiso cambiar al voto.

Al final, como las reuniones de consorcio que terminan mal, hubo gran griterío.  El acusado no permitió que lo llamen por su nombre exigiendo distancia. Todo adquirió un clima surrealista, ajeno a los verdaderos debates del país.

Lazzari presentó inmediata apelación de un procedimiento que consideró dispar para su defensa. Al final, Oscar Salvadores le preguntó ¿Por qué querés seguir perteneciendo a un Club al cual repudias políticamente?

Vicente Palermo agregó fuego al final “no voy a permitir que nos sigas ensuciando”, a lo que el historiador prometió dar a conocer correos electrónicos que intercambiaron. El Club de la Pelea promete más sangre.

Ni bien perdió las elecciones Macri, el grupo de intelectuales cayó en un fuerte iternismo. Valiosos nombres como el del periodista Daniel Muchnik decidieron romper ante la falta de autocrítica.