De aquellos outsiders de los 90 a estos más técnicos y mediáticos

Hay una vuelta los candidatos extra partidarios para llegar mejor a un público descreído. De famosos a influyentes: ¿Cuál es la diferencia?

Palito un día llevó su “yo tengo fe” al discurso político. Su mediatización fue natural. Uno de los personajes más queridos por el público que llevó a picos de rating su casamiento con Evangelina Salazar en la década de los 60. Lo vio el 82% de gente que tenía televisores.

Lole Reutemann, recientemente fallecido, tuvo su explosión en los 70 cuando el automovilismo de fórmula 1 se seguía, por los argentinos, como si fuera un partido de fútbol. Después vino la estigmatización del “eterno segundo”, lo que no le impidió ser a Lole de los candidatos outsiders el que mejor entendió la convivencia dentro del sistema político.

Menem los inventó, como presidente enlazó la farandulización de la política haciéndola una marca registrada. La política de las tribunas con grandes concentraciones populares como en las que recitó el preámbulo de la Constitución, Alfonsín, desaparecieron y entonces los productos políticos coacheados comenzaron a popular por la TV. Un minuto en tele llegaba a mas gente que los grandes actos. Las redes son la vedettes de estos tiempos, de mensajes cortos con fuerte impacto.

¿Qué nos trae el menú electoral de las listas de candidatos a legisladores de elecciones de mitad de término? Sin duda una vuelta de tuerca a  los 90, con la diferencia sutil, en que los candidatos ya vienen formateados con la mediatización.

Candidatos como el economista Martín Tetaz combinan seguidores, influencias y conocimiento técnico de lo que hablan. Los partidos políticos buscan esos graduados en la opinión publica, un refresh a sus vetustas estructuras, con todavía políticos tradicionales que saben como intentar ganar elecciones pero están a años luz de las nuevas comunicaciones.

El radicalismo comenzó moviendo el tablero desafiante, incluyendo al neuro cirujano Facundo Manes. El issue de la ciencia corre con prestigio en tiempo de confusión pandémica. Son los nuevos evangelistas en un planeta que quiere creer en un futuro posible.

Hay otra condición que el targuet de los candidatos impone. Juventud, o sino llegada empática a los jóvenes. Muchos de ellos serán debutantes en las urnas y están navegando entre el escepticismo o el voto bronca.

A no sorprenderse: el veterano Cachanosky fue reemplazado a último momento por Segré, este economista “bolsonarizado” que pareció convencer a último momento a Ricardo López Murphy para colarlo en las filas.

Palito y Reutemann con su estilo nórdico aplicaban el sentido común mientras que los outsider actuales llevan un bagaje técnico pero aparte un discurso extremo. Los centros se mueren con la grieta.

Es aún prematuro saber como les irá a esta nuevas cepas de outsiders de la política. Lo que si está claro que tienen mayores herramientas para sobrevivir al ingrato mundo de la política. Sino siempre estarán las Granata o los Dipy para mostrar que famoso sale con fritas, si fuera necesario.