El 13 se pone a prueba la nueva cuarentena y la relación de Alberto con el campo científico

Se abren algunas actividades. La economía comienza a empardar como grupo de presión a los sanitariastas. ¿A quién escuchará más Alberto?

Tras el viernes negro, con jubilados maltratados en colas bancarias, la restitución de la distancia social responsable se le hace cuesta arriba a la sociedad y al mandato del gobierno de Alberto, que ha encontrado, en esta misión sanitaria, un verdadero leimotiv de su administración.

¿Se perderá mucho o se ganará algo de lo perdido a partir del rediseño de cuarentena del lunes? Dificil saberlo. Es una operación quirúrgica, de alto riesgo social y político.

La economía que ha estado subordinada a un valor superior, el de la salud de los argentinos, pugna a través de sus representantes a jugar un nuevo partido, más de igual a igual al oído del presidente.

En ese sentido, entra el rol de influencia del Titular de la UIA Miguel Acevedo quien sostuvo que la van a sugerir al presidente un retorno paulatino a la actividad industrial.

Hasta aquí las definiciones de la política de estado, para enfrentar el coronavirus, se tomaron bajo la tutela de la ciencia y un grupo de notables: infectólogos, médicos clínicos, cardiólogos y otros colados por su notoriedad mediática.

La primer fisura es que no todos están convencidos de la conveniencia de la puerta de salida al encierro que se abrirá cuando todavía no se ingresó en el pico de la enfermedad.

El equipo multidisciplinario funcionó bastan que cohesionado hasta que la política comenzó a cometer errores no forzados, como el viernes negro y la compra de alimentos en Desarrollo Social con sobreprecios. Algunos médicos de prestigio se preguntan cómo serán vistos en las fotos con Fernández el día después que todo termine.

A la vez hay disidencias con los manejos de Ginés: ¿Por qué Argentina es uno de los paises de menor índice de test probatorios del mapeo de la enfermedad? Chile hace en un día mil y pico de testeos lo que nuestro país hizo en lo que va de toda la cuarentena.

El debate de los barbijos no pareciera estéril siempre y cuando el público general no se vuelque masivamente a una fiebre de compra que termine desabasteciendo a los médicos y enfermeras de primera línea de fuego.

La tensión también es visible en el gabinete. El ala sanitarista social vs la productivista económica.

Ya hay voces conmovedoras de sanitaristas que cayeron enfermos o están en observación por presentar síntomas, que acusa de desatención al gobienro de la provincia en cuando a los insumos de protección.