El día que dieron por muerto al periodismo

26 de abril quedará como una fecha negra de la credibilidad metodológica de la prensa local.

Esperando la Carroza es una de las películas mas vistas del cine nacional. Nos representa en una forma de ser desde el grotesco. La escena final muestra la desesperación de una familia disruptiva (termino demasiado psicoanalizado para pincelada del género) por el extravío de mamá Cora, una abuelita personificada por Antonio Gasalla. Cuando sus parientes temen lo peor, el rumor se disipa con los vecinos que la hallan caminando a algunas manzanas de la casa. Fin de la especulación.

En el periodismo de antes las malas noticias solían tener el chequeo de al menos tres fuentes,Con el caso de Cacho Fontana y muchos otros que no alcanzaría estas breves líneas, lo importante pasó a ser comunicar la nueva mala con solo el tupé de ser verosímil. ¿El público castiga esta mala praxis o se acostumbró a un genero ficcional?

¿Quién hubiera pensado que un octogenario , contagiado dos veces de coronavirus, podría sobrevivir a otra internacion en terapia intensiva? Solo la convicción del mismísimo protagonista que como aquel programa de TV mítico que condujo , supo decir : “Minuto Odol en el aire” para desmentir por radio la noticia de su propia muerte,

Luis Ventura fue la primer figura del espectro periodístico en hacerse eco de una versión , en la seductora enviciada TV del vivo directo. En cuestiones de minutos, Fantino lo desmintió dibujando excusas en el aire y alegrándose por la salud  real del ícono radial.

El efecto contagio, enfermedad agravada por el fenómeno de las redes, hizo lo demás para enlutar una jornada en el que el periodismo mostró su cara más decadente. Las malas artes de la primicia a cualquier precio.

En la radio, los Leuco debieron sacar al aire a Cacho Fontana para enmendar el día de todos los muertos cotizaron en alza con el dolor blue. Fontana tuvo que salir a desmentir su muerte: “Me tienen para rato”.

La metáfora de la carroza es representativa de una época donde prima la impaciencia y un tuit viaja a la velocidad de un ten bala. Habra que pedir bajar en la estación “sensatez”.  De la vergüenza y de la muerte, difícil volver salvo que todo quede dentro de los medios y sus fines utilitarios.