El día que Milani manipuló un allanamiento por supuesto espionaje

Fue en diciembre de 2013, por una denuncia del senador Gerardo Morales. Milani recibió en persona a un grupo de prefectos, que revisaron doce computadoras y solo buscaron dos palabras. Mirá las fotos exclusivas del allanamiento.

La denuncia de espionaje ilegal que hicieron dos diputadas del PRO no es la primera en la era K, y posiblemente no sea la última. Durante estos doce años, la Justicia intervino en numerosas investigaciones similares, pero naufragó en los laberintos de la inteligencia. Muy pocos jueces se atrevieron a husmear en la ex SIDE. Una de las excepciones fue el ex juez Jorge Urso, aunque desistió de ingresar en persona a la Oficina de Observaciones Judiciales. El que sí estuvo aquel día fue Jaime Stiuso, quien no se despegó de los emisarios judiciales.milani
Más cerca en el tiempo, en diciembre de 2013, otro juez federal, Julián Ercolini, ordenó un allanamiento en el Edificio Libertador tras una denuncia de espionaje contra el entonces jefe del Ejército, César Milani. Los afectados, en ese caso, eran el senador Gerardo Morales y el periodista de Clarín Daniel Santoro. La causa sigue en trámite, pero el acta original pone al descubierto los límites, y los errores, del sistema judicial.
El 23 de diciembre de 2013, los funcionarios llegaron al Edificio Libertador acompañados de un grupo de prefectos, a la orden del Prefecto mayor Guillermo Raúl Rodríguez, y dos testigos. En el ingreso los recibió el jefe de turno, teniente coronel Juan Antonio Zumarraga. No figura en el acta, pero según fuentes judiciales, la comitiva fue retenida casi treinta minutos hasta subir al piso siete, donde funciona la Dirección de Inteligencia. En ese lugar, según la denuncia que impulsó el fiscal Federico Delgado, Milani monitoreaba el tratamiento mediático de las causas judiciales que le preocupaban: la de enriquecimiento ilícito, la que investiga la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo, y la detención ilegal de políticos en La Rioja, durante la dictadura.milani3
Ya en el séptimo piso, los funcionarios judiciales y los prefectos se toparon con el general Milani. Juntos ingresaron a una oficina que tenía doce computadoras, distribuidas en tres escritorios en forma de semi círculo. En la punta de la oficina había varios televisores y una pantalla gigante, como muestran las imágenes.

Acompañados de un administrador de servidores del Ejército, los prefectos comenzaron a revisar las máquinas. ¿Qué buscaron? Solo dos palabras: “Morales” y “Santoro”. A las 18.05, comenzaron por la PC identificada como COCON02. Miraron el escritorio, luego la carpeta denominada “Mi equipo”, y buscaron las dos palabras “clave”. La misma rutina se repitió en las otras máquinas. Cuarenta minutos después, a las 18.43, pasaron a la sala de los servidores. Otra vez buscaron por “Santoro” y “Morales”. El único “hallazgo” de la jornada fue un servidor con 240 “síntesis de prensa”, un resumen de los diarios que circula en varios organismos. El acta judicial termina así: “De la compulsa de los servidores no se halló (sic) coincidencias con las palabras clave”. A casi dos años de aquel allanamiento, la Justicia pudo avanzar muy poco. Y Milani ya se fue del Ejército.milani2