El día que Néstor les habló con total crudeza a los empresarios de los cuadernos

Ocurrió a fines de su mandato cuando les comunicó que no iba por la reelección sino que sería Cristina.¿ Qué dijo?

Ocurrió a fines del mandato de Néstor. El ex mandatario había convocad a la primera linea de empresarios relacionados con la obra pública a la Residencia de Olivos. En la charla privada ente los presentes se encontraba el ex titular de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner.

El Pingüino los dejó impactados. La noticia que les daba es que no iría por la reelección y que la elegida para continuar el proyecto sería Cristina. Quedaron pasmados y la pregunta sobrevino en el ambiente. “¿Cómo sigue esto?”, se animó uno. Néstor contestó tajante: “Lo que arreglaron conmigo sigue con Cristina”. Se refería al sistema de coimas y prebendas por el club de la obra pública.

La historia después no fue tan tajante, ya que ante la muerte de Néstor hubo una pausa de casi dos años, hasta que dicen que el “mecanismo” lo retomó Máximo Kirchner.

La sabrosa anécdota cuaja con lo que se va desprendiendo de los cuadernos de el chofer de Baratta, Oscar Centeno, y deja traslucir una tiempo en el que la vara del rechazo a la corrupción estaba baja ya que no había problemas económicos.

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Cristina habría necesitado volver a un esquema de recaudación de dinero en negro cuando comenzó a pergenera su reelección, entonces los pasa manos cambiaron. Los muertos no hablan para defenderse. Es el caso del ex asesor, el Chueco Mazzón, tolerado por Cristina pero a un punto muy distante de la confianza que supo tener con Néstor.

Aparecieron otros coordinadores entre empresarios dadivosos e intendentes ansiosos de morder tajadas. Los jefe de gabinete como Abal Medina debieron mancharse en intermediar.

Surge un claro aspecto de debilidad que expuso en su declaración Abal, hoy visto con recelo por gran parte del peronismo. La caída como detenido de su asesor, Hugo Martín Larraburu, fue un golpe emocional muy difícil de asimilar, que la justicia aprovechó para constituir un “arrepentido” político.

Volviendo a la época de gloria del kirchnerismo, ya en los cócteles de las embajadas se comentaba la estrafalaria desfachatez del sistema de recaudación de la obra pública argentina. Un ex embajador alemán llegó a confesar su asombro al decir “siempre escuchamos que las llaves las tiene los Ministros o Secretarios de la Obra Pública, pero que la esposa de un ministro sea además quien lo deba controlar supera cualquier imaginación frondosa”. Se refería a la ex sindica general adjunta de la Sindicatura General de la Nación (Sigen).

Hoy, Alessandra Minnicelli dice que perdió confianza con Cristina. Su marido está más preso por la tragedia de Once que por las pruebas acumuladas de la corrupción en Planificación.