El entramado político detrás de la llegada de Moyano al poder en Independiente

Una investigación periodística reveló cómo se gestó, el rol de Grondona y detalles del negocio de Noray Nakis con la barra.

Hace algunos años parecía una utopía, pero tras pésimas gestiones, denuncias de corrupción y un descenso de por medio, Hugo Moyano logró su cometido en 2014 y se coronó Presidente de Independiente. Cuatro años después, en uno de sus 30 capítulos, el libro Alerta Rojo recientemente publicado, reveló el entramado de su llegada y cómo el gremialista logró que en Independiente no haya grietas.

Todo surgió a partir de una comisión opositora que encabezó Moyano a principios de 2014. Allí se activó un plan de salvataje que incluía 10 millones de pesos para pagar los sueldos pendientes de los jugadores, cuerpo técnico y empleados, y el premio para el plantel en caso de ascender. Desde ese entonces, el gremialista armó su tejido político que contó con el aval de Julio Grondona.

Moyano incluyó por pedido de “Don Julio” a Noray Nakis como vicepresidente 1° y responsable del fútbol amateur. El socio del barrabrava Bebote Álvarez, según la Justicia, no fue el único. Aquella lista combinaba todos los sectores de la política. Había empresarios, gremialistas, políticos kirchneristas y macristas. El entramado estaba integrado por un miembro del ministerio de Desarrollo Social (que encabezaba en ese entonces Alicia Kirchner), el dueño de la cadena de kioscos Open 25, el líder de la Asociación del Personal Técnico Aeroportuario (APTA), el vicepresidente de la Legislatura porteña por aquel entonces, el hijo de Hugo Moyano y el padre de Sergio Agüero, entre otros.

Una de los datos que revela la investigación periodística fue que el que se quedó sin lugar fue Ricardo Echegaray, que quería postular a Daniel Bertoni y hasta sugirió -según los actuales dirigentes- que usaría su poder en la AFIP para investigar al delfín de Moyano, Fabio Fernández, dueño de Pertutti, cadena de restaurantes con locales en zona sur, Abasto y Recoleta.

Luego de asumido el poder llegaron las internas. El Departamento de Fútbol, integrado por Hugo Moyano, su hijo Pablo, y Héctor Yoyo Maldonado, secretario de Camioneros, centralizó la toma de decisiones. Pese al pedido de Grondona, a Noray Nakis lo aislaron de la mesa chica. Había construido su carrera en Deportivo Armenio. Vinculado al negocio de telas y joyas, fue quien le regaló el anillo con la frase “Todo pasa” a Julio Grondona, a quien consideraba su íntimo amigo.

Estuvo apenas seis meses a cargo de las Divisiones Inferiores y nunca logró tener pleno poder para decidir. En febrero de 2015 fue reemplazado por Pablo Moyano, que ya había ocupado ese cargo durante los últimos dos años del mandato de Julio Comparada. Nakis continuó como vicepresidente pese a estar apartado en la toma de decisiones. Su final es más que conocido: está preso desde noviembre de 2017 por integrar una asociación ilícita liderada por Bebote Álvarez, su socio en un hotel alojamiento en Guernica.

Así como el fútbol muchas veces puede ser un trampolín hacia la política, en el caso de Noray Nakis, el primer responsable del fútbol amateur en la gestión Moyano, terminó siendo un salvavidas de plomo.