El escándalo Oyarbide comenzó con un llamado anónimo

La causa judicial que derivó en los allanamientos ordenados por Oyarbide comenzó con un llamado telefónico anónimo, en marzo del año pasado a la DIFOC. Ese día, el juzgado de Oyarbide estaba de turno y decidió poner en marcha una mega investigación. La denuncia le apuntaba a Juan Pablo Barduil, que se dedicaría a crear sociedades para lavar dinero. Durante casi diez meses de investigación, los efectivos de la DIFOC interceptaron decenas de comunicaciones de Barduil (34) y de sus colaboradores. El 16 de diciembre, dos efectivos de la Federal siguieron a Barduil desde su oficina en la calle Florida hasta el edificio de Maipú 311, donde funciona la Mutual Propyme, de Greppi. Barduil se subió al ascensor y marcó el piso 20. Los efectivos se subieron al mismo ascensor pero fueron supuestamente hasta el piso 21 y luego bajaron por la escalera un piso. “Es un error o una irregularidad grave porque el edificio donde funciona Propyme no tiene 21 pisos”, le dijo ayer a Clarín el abogado de Greppi, Fernando Torres. Un día después de ese seguimiento personalizado a Barduil, la DIFOC le pidió a Oyarbide que allane 22 domicilios. El 19 de diciembre, el juez dio la orden. Uno se hizo en el local 35 del shopping Plaza Canning, (Ezeiza), donde funciona Global Group Capital Management que estaría vinculada a Barduil. La dirección de Propyme aparecía en el lugar 22 del listado que tenían aquel día los policías, pero no estaba el nombre de la mutual, a la que se identificaba como “casa de cambio”. Pero hay otros errores: se allanó a dos contadores amigos de Barduil y uno estaba muerto. Rodríguez investiga si los policías comandados por el subcomisario Fabio Ramón Ascona, pidieron una coima (comenzó siendo de US$300 mil) para suspender el allanamiento. Entre las pruebas recogidas hay un video de unos 15 minutos de duración con las imágenes de las cámaras de seguridad de la financiera. Se corta abruptamente cuando los policías arrancaron las cámaras.