El fútbol mundial, esa burbuja financiera que explotó con el caso Messi

La claúsula de tope salarial muestra la distancia que hay entre jugadores millonarios e hinchas. Las lágrimas que no tapan el espectáculo impúdico.

Los hinchas argentinos nos hemos acostumbrados al paladar europeo. “Afuera se juega a otra cosa”, es el dicho de un café al paso.

Salvo aquellos hinchas sufridos, los de sus clubes tatuados en el alma, los que siguen acuarentenados, sin poder asistir a las canchas mientras que los dirigentes y sus amigos les gritan los goles e insultos en la cara desde la TV por cable.

Las lágrimas interminables de Messi en la conferencia de prensa en Barcelona, dando un adiós a quienes administraron su marca  durante dos décadas, no alcanzaron a tapar la brutal idea de que el fútbol dejó hace rato de ser pasión multitudes para cristalizar un negocio impúdico, donde se revolean cifras de cientos de millones de dólares como quien abre una canilla.

Laporta lo despidió como un frío CEO del programa Excel. Días después de las lágrimas del argentino, el catalán expresó el nacimiento de una nueva era.

El punto de ruptura lo generó el llamado fair play financiero, una etiqueta de calidad ISO dado por la UEFA, que trata de apagar el incendio de unas de las peores burbujas que creó el capitalismo moderno.

Los topes salariales que indican el viejo lema de todo padre de familia, “no hay que gastar mas de lo que entran la casa”, siguen siendo un oasis comparado con el salario de cualquier trabajador de un país desarrollado, ni hablar de los nuestros.

Dicen ahora que el PSG le harían firmar un contrato a Lio Messi por 40 millones de dólares por temporada, muy por encima de los 35 millones que la habían prometido en el Barça: 4 millones dólares por mes, 140 mil dólares por día y 100 dólares por minuto.

Son muy pocos seres humanos los que ganan 100 dólares por minuto. Se dirá que pocos tienen el genio de Messi o hacen feliz a tatos niños. Por supuesto que para ser mega millonario hay que saber generar más dinero por minuto como el CEO de Amazon, Jeff Bezos, que gana más de 149 mil dólares por minuto.

De otro lado de este espectáculo de los millonarios, 11 humanos mueren de hambre cada un minuto.  155 millones de personas en todo el mundo viven en estos momentos en niveles de crisis de inseguridad alimentaria.