El gobierno blanqueó parte del acuerdo por la deuda, falta la letra chica…

En horas de la madrugada emitió un comunicado oficializando el principio de acuerdo con los bonistas. Para Alberto es un oasis en medio del desierto. Cristina apoya el relato.

“Es una excelente noticia”, confluyen voces del Mercado. El presidente que prometió no ser el mandatario del default, consigue un acuerdo al límite, como le gusta el kirchnerismo. Hace 48 horas se esperaba la oscuridad.

Tras una jornada envuelta de noticias positivas que hicieron levantar la Bolsa y la expectativa de un clima diferente, en medio de la pandemia económica, el enigmático Martín Guzman habilitó el comunicado oficial del gobierno.

El mismo manifiesta que “Argentina y 3 grupos acreedores alcanzaron un acuerdo de restructuración de la deuda”. 

El documento ahorra detalles y exitismos, de los que abundaron en los medios K, y se limita a adjetivar la situación de la siguiente manera: “un alivio significativo a la deuda”.

Describe que el gobierno mejoró la oferta a los bonistas privados, comprometiéndose a adelantar fechas de pago con respecto a la última oferta, que el propio Guzmán marcaba como definitiva.

Asi las cosas, el Gobierno comenzaría a pagar los primeros vencimientos en enero del 2021, pero tendría mucha flexibilidad para estirar los intereses más gruesos de los 50.000 millones de dólares que pidió Macri.

Muchas veces los acuerdos no son ni buenos ni malos sino los posibles en una coyuntura determinada. Alberto podrá exhibir algo de músculo poítico tras varias semanas de un perfil desdibujado y en las que la oposición le acertó los primeros golpes.

Muchas veces los acuerdos no son ni buenos ni malos sino los posibles en una coyuntura determinada. Alberto podrá exhibir algo de músculo poítico tras semanas de un perfil desdibujado y en las que la oposición le acertó los primeros golpes.

¿Dejará de lado obstinaciones como la Reforma Judicial? Difícil ya que esa iniciativa es fogoneada por el Instituto Patria.

Cristina también se colgó de la buena nueva, e hizo ir a Guzman a su domicilio de Recoleta para felicitarlo por el resultado de la negociación.

Con el 52% de los bonistas adentro y la expectativa de alcanzar más de un 80%, un poco por abajo del acuerdo alcanzado entre el FMI y Ecuador, para el kichnerismo es combustible al relato épico, comparable al desendeudamiento de Néstor.

Como señalaron observadores económicos locales, el acuerdo evita males peores, pero no soluciona asuntos crónicos de la economía nacional, agravados por la pandemia.

Entre los detalles de la letra chica hacia adelante resta saber qué condiciones finales pondrá el FMI con respecto a un plan, que por más que no le guste llamarlo así al presidente, implicaría un ajuesta a algunas variables de la economía. La tensión en el conglomerado gobernante volvería a resurgir.