Alberto y Cristina repartieron el poder y sobrevivirán juntos

Será un tránsito a una experiencia inusual de estructuración de un poder bicéfalo. El naciente albetismo sabe que no será facil pero van por la autonomía.

El loteo de poder va culminando, tras los primeros 20 dias de gobierno.Ya parece haber transcurrido una eternidad desde las PASO, verdadero punto de partida, y las primeras medidas constitutivas de Alberto como gobernante.

Un funcionario cercano al presidente utilizó un metáfora para representar el momento político de la alianza de gobierno peronista: “Somos como los elementos de la naturaleza. Antes, Néstor era el Fuego, Cristina el viento y Alberto siempre fue el Agua que trae equilibrio y tranquilidad”.

El problema a resolver es si aquel “viento” hoy no se ha transformado en fuego avivado, y asi ademas el “agua” pasaron a ser oleadas que lejos de aquietar la Grieta generen un tsumani confrontativo.

En la Rosada son optimistas aunque reconocen el gran desafío de atraviesa una composición de gobienro inusual en la aún joven democraria argentina.

Pretenden aislarse de las especulaciones de periodistas y medios sobre quién tiene realemente el poder y la manija, y transmiten tranquilidad a los que llegan con preguntas a sus despachos: “Hemos repartido el poder en porciones lógicas. Sabemos que la ex presidente aportó la mayoría de los votos sería ilógico no consultarla en temas importantes”.

El loteo del poder quedó fifty fifty, pero Alberto concentra el manejo pleno de la economía. El equipo de Guzman, Kulfas y Todesca fue una determinación personal, que rcibió el visto bueno de la titular del Senado y vice presidenta. El ala política tiene paletas más diversas y compartidas.

Un funcionario, cercano al presidente, utilzó un metáfora para representar el momento político de la alianza de gobierno peronista:”Somos como los elementos de la naturaleza. Antes, Néstor era el Fuego, Cristina el viento y Alberto siempre fue el Agua que trae equilibrio y tranquilidad”.

No cabe duda que el presidente se guardó un grupo selecto de “cercanos” como Santiago Cafiero, Julio Vitobello y el Jefe de Asesores Juan Manuel Olmos.

Por allí pasa gran parte de la articulación politica entre gobernadores e intendentes aunque Cristina tine a uno de sus representantes que oficia como la balanza de equilibrio, el camporista Wado de Pedro.

Hay áreas estratégicas donde hay una acción y monitoreo a dos cabezas mas allá que las figuras que lideran los organismos sean más cercanos al primer mandatario. El ejemplo es Cancillería. Felipe Solá es la cabeza visible, secundado por segundas líneas que aportaron intendentes del conurbano. La ubicación geopolítica, con lo últimos acontecimientos de puebladas en la Regíon, han solidificado un esquema progresista-populista muy similar a la de los tres gobiernos kirchneristas. Tener a Evo Morales como refugiado es todo un síntoma de esa realidad.

Al equipo económico le preocupa que esta esfera interfiera en las negociaciones con el FMI, que aguardan tenga los pirmeros resultados positivos en el mes de marzo. Usinas informativas cercanas a la embajada norteamericana advierten ruidos ante los aliados que ha elegido tener el nuevo gobierno. China también es un problema a resolver.

En el campo de Justicia hay un huella distintiva a la estrategia que pretende avanzar Cristina. Limpiar de adversarios en Comodoro Py y hacer reformas pronunciadas en la organización de Jusicia. La Corte observa con especial interés el desarrollo de los acontecimientos en medio de una pelea interna por quien va a liderar la nueva etapa.

Igualmente, la ministra Losardo es una espada fiel de Alberto. Fue socia de Alberto en un estudio jurídico. Nadie dudaría de su pertenencia política. Pero, ¿quién marcará el pulso ? ¿Las primeras líneas o quienes los rodean? Juan Martín Mena es el segundo de Justicia con base política en Cristina.

Habrá que ver qué ingerencia real puede tener un personaje suelto que ha vuelto con las ideas reformistas en el campo judicial y de servicios de Inteligencia. Gustavo Béliz debe vencer el síndrome del “puro que pierde batallas” en el núcleo del poder.

Todas son medidas de poder que se irán acomodando, en un período repeleto de dificultades. Con un peronismo acomodándose en la unidad sin tener recursos para repartir como aquellos no tan viejos tiempos.