La UCR quiere redefinir la sociedad política con Macri, después de octubre

La iniciativa parte de algunos dirigentes que tienen acceso en Olivos.

Ernesto Sanz ya no es el mismo dirigente entusiasta del comienzo. Una de sus ingenierías políticas para ayudar a que Macri sea el nuevo administrador de Olivos no le rindió al radicalismo los frutos esperados, en su regreso al poder.

Sus pesares son de vida personal pero también de cierto desencanto sobre lo que imaginó que iba a ser un gobierno de coalición y se configuró en un gobierno de Macri y su mesa chica.

Macri más Marcos PeñaLopetegui y Quintana. A eso parecen reducirse las decisiones de poder.

Con casos como el de Maldonado, Sanz advirtió otra vez la falta de cintura política del presidente y su círculo rojo. “Se reaccionó tarde“, dijo sin querer ahondar la grieta con radicales que le facturan el no haber aprovechado, al máximo, los primeros meses de gestión, cuando su voz era una de las influyentes y directas al teléfono presidencial.

En la cabeza de Sanz está la verdad de por qué no quiso aceptar estar dentro del gabinete. Sus pretensiones habrías sido Jefe de gabinete o nada. Hoy dicen que temas personales de familia no le dieron la dedicación necesaria en tejer y acceder al núcleo de Macri.

“El que no ocupa espacios, los pierde y los ocupan otros”, dice un referente del mendocino. Será por esto que Sanz ahora manda como interlocutor al Jefe del interbloque Cambiemos, el cordobés Mario Negri.

Negri visita Olivos en forma permanente y es la actual red de contención con correligionarios que se siente ninguneados por el PRO. A él lo ve gran parte del partido con las espaldas para presidir la UCR en lo que quede de primer mandato presidencial.

Los fantasmas de la Alianza y el juego inevitable de las diferencias atentaron también para una mayor fusión que representara el verdadero voto radical que le permitió a Mauricio imaginarse ahora un proyecto a 20 años.

Precisamente, los radicales saben que por fuera no exista nada y no tienen otro camino que seguir apoyando, aunque piensan construir matices y empezar a enunciar, con mayor fuerza, cosas que no se estén haciendo bien.

Discurrir un verdadero modelo de gobierno de coalición como a la chilena es el sueño de los que llevaron a la UCR a ser invitados especiales, de un esquema de gobierno que por momentos balconean, con algunos ministerios menores a cargo.

La economía se la ve desdibujada y complicada pero los radicales no tienen un Lavagna para parase frente a la ortodoxia de Sturzenegger, quien domina las principales definiciones en la materia, Javier Gonzáles Fraga ya se bajó de esa pelea y se conforma con eficientizar la línea de créditos del Banco Nación.

En el mejor de los casos, Cambiemos proyecta un continuismo con tres nombres después de Macri: Vidal, Larreta, Marcos Peña, en ese orden y dependiendo hasta donde le den los números y fuerzas al presidente. Los radicales esperan en el banco, sabiendo que no tienen un liderazgo renovado ni indiscutible.