Las cartas bombas del “Rey de la efedrina”: cómo nacieron las escuchas del “Operativo Puf”

El juez Villena intervino los teléfonos de Ezeiza porque investigaba a Mario Segovia. No era por narcotráfico como se dijo siempre.

Las escuchas judiciales que derivaron en el famoso “Operativo Puf” fueron autorizadas por un juez. Se trata de Federico Villena, el mismo que ahora investiga el espionaje contra políticas, periodistas, e incluso a los presos K. Las escuchas en la cárcel de Ezeiza arrancaron en 2016 pero se conocieron en 2019 cuando Marcelo D’Alessio extorsionó a Pedro Etchebest. Entonces, Eduardo Valdés activó la “Operación Puf Puf” para intentar apartar al fiscal Carlos Stornelli de la causa de los cuadernos.
Siempre se dijo que Villena  investigaba a Mario Segovia, detenido en Ezeiza, por narcotráfico. Pero el hecho era más complejo.
El sitio Kosovo reveló que se investigaba si Segovia pretendía enviar cartas bombas al estilo de Theodore Kaczynski, el famoso ‘Unabomber” que perseguía el FBI.  Por eso se intervinieron los teléfonos públicos de los pabellones A y D de la prisión.
Todo comenzó con un exhorto enviado por la Justicia de Paraguay, que detuvo en Asunción a dos hombres y una mujer de ese país. Los acusaban de ser los cómplices de Segovia en el tráfico de explosivos.
Segovia le habría ordenado a un contacto paraguayo comprar por Internet explosivos a una empresa canadiense. Alguien armaría tres artefactos en forma de carta, sobre y libro. Y finalmente llegarían a Segovia en la cárcel. Pero nunca se pudo determinar quién o quienes eran los posibles objetivos.
Aunque parezca un guión cinematográfico, hubo un antecedente: en 2008, el juez Federico Faggionato Márquez, que investigaba el tráfico de efedrina, fue amenazado con una bomba.