El que gane tendrá que reconstruir las instituciones

Después de 32 años de democracia, se inicia una nueva transición que debe apuntar a reconstruir las instituciones, destruidas tras dos décadas de manejo discrecional del poder y presión sobre la justicia. Se habló mas en la campaña de economía y educación, pero el escándalo de Tucumán demuestra que el sistema electoral vigente tocó fondo y que estamos ante una cuarta transición democrática Veamos..

Hoy iremos a votar cada uno por un color y una corazonada. Los optimistas dicen que se puede estar mejor. Los pesimistas hablan de un pasaporte a mas de lo mismo.

Primera Transición: Recuperar los valores cívicos

En 1983, muchos de los que hoy votan y tienen 50 años para arriba, parió la democracia y la transición tuvo el centro en la recuperación de derechos civiles vulnerados. Fueron años en que el plomo se despedía y era juzgado. Alfonsín no pudo con la economía o los mercados pudieron con él. Lo cierto es que su valor hoy es recatado por candidatos que utilizaron su imagen en campaña.

Segunda Transición: Reforma del estado e inserción del país en el Mundo

En los “malditos 90” se encaró la reforma del estado y la transformación económica. No cabe duda que de la forma que la encaró Menem hubo heridos y un ejército de desocupados. En medio de tanta corrupción, de todas maneras ya no se discute que lo privado puede ser a veces más eficiente que la administración pública. En aquellos años del 1 a 1 , y que la clase media vivía una fiesta ficticia, comenzó a gestarse el mando presidencialista. ¿Para qué debatir en el Congreso si todo sale igual y el decreto está a mano? Los partidos políticos comenzaron a desdibujarse y las plataformas a ser un producto de góndola para campaña, No nos importó porque conocimos Miami.

Agujero negro

La crisis del 2001-02 terminó de pergeñar, tras la ilusión de asambleas populares, el mando de los “salvadores de la patria”. Vino Duhalde, como distraído sin saber por qué cayó De La Rúa, y una semana antes pasaron como un delivery: Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Camaño.

Tercera Transición: recuperar la gobernabilidad

Néstor Kirchner asume con mucha debilidad, ya que Menem se baja del balotaje (una irresponsabilidad histórica solo comprable con la renuncia de Chacho). Ahí comienza el Relato del presidente “salvador”. El mandatario que no dejaba sus principios en la puerta de la Rosada. Tras un primer buen gesto de sanear la Corte Suprema, enseguida mostró su prosapia de Pinguino, dividió a los argentinos y fue indecoroso con su adversarios políticos. Descolgó el cuadro de Videla e hizo creer que los Derechos Humanos comenzaron con su gestión. Cuando se fue Lavagna, la economía tuvo pantallazos mas soviéticos que Keynesianos. Plantó los cimientos que luego concretaría su esposa para colonizar gran parte de la justicia.

Todo se desbandó en blanco y negro, en cuanto a la calidad institucional. La lógica amigo- enemigo contaminó hasta los asados de amigos y familiares. Dos períodos en la que la presidenta abuso de las cadenas nacionales y donde la inflación y la pobreza paso a ser una entelequia , en la que su ministro nos dice que no vale la pena medirlas.

La cuarta oportunidad: Reconstruir los cimientos institucionales

Sin duda es la economía, es la política, pero el que venga tendrá que ser un Jefe responsable de que las instituciones no se las puede seguir manoseando. ¿Tendrá ese elegido un  gesto de valor patriótico de solo gobernar un período para aventar la cultura del continuismo y concentración del poder? Es la cuarta transición y una oportunidad histórica.