En la Rosada planifican una campaña de un Albertismo “encubierto”

El presidente marcará una estrategia diferencial a la del Instituto Patria. No confrontará con Ella pero si dejará que otros la cuestionen.

No irán juntos a la par como dice la canción de Pappo Napolitano. Pero sí intentarán mantener la unidad. que será puesta a prueba definitivamente con el armado de listas para las elecciones de mitad de término enmarcadas en dudas sobre su calendario electoral.

El presidente pretende tener más tiempo para convencer a los argentinos y al establishment de que él representa “el mal menor” o el dique de contención al kirchnerismo duro, que va por todo. Una fotografía similar a la de 2019, con un piso de garantía del voto de Cristina y el plus que necesita de sectores independientes aún mortificados por el fracaso de Macri.

Al primer mandatario lo tratan de convencer que ya no podrá disipar la idea, que tienen muchos argentinos, sobre que el poder real de la actual vice presidenta. Su convicción, ahora, es que él representa la garantía de que “no se queden con todo”.

En los off the record que tiene con periodistas “amigos” expresa esas líneas de pensamiento: “Cuiden al presidente , no tiren de la cuerda”. Algunos buenos intérpretes lo ponen en sus artículos políticos dando a entender que Alberto quiere hacer cosas sensatas pero Ella se las bloquea continuamente.

Los medios oficialistas acompañan. C5N, otrora claramente k, ahora tiene espacios como el del Gato Sylvestre que llegó a cuestionar algunos aspectos del kirchnerismo duro. Página 12 , IP y AM750 (Grupo Octubre- Víctor Santa María) refuerzan el discurso y le dan mucho aire al presidente.

Los medios oficialistas acompañan. C5N, otrora claramente k, ahora tiene espacios espacios como el del Gato Sylvestre que llegó a cuestionar algunos aspectos del kirchnerismo duro.

 

La pantalla del canal 7 está disputada. Su noticiero es bastante Cristinista y la albertista Titular de los medios Públicos, Rosario Lufrano, debió aceptar el loteo del poder. En cambio, a través de productoras televisivas, de “socios” de Alberto, comenzaron a influir en programa políticos afines al presidente.

Por otro lado, la Rosada tiene puentes con periodistas fervientemente anti k pero que suelen distinguir entre los dos sectores mayoritarios que conforman la alianza gubernamental. En el área de comunicación sonríen cuando les llegan editoriales destructivas hacia Cristina.

Las PASO si o las PASO no es otra territorialidad del conflicto de intereses que por ahora se protege bajo el paraguas de buscar “el consenso general”.

Alberto sueña con la antesala de un octubre donde haya un 60% de vacunados, con una economía tranquila y una ex presidenta conforme con causas judiciales controladas. En ese escenario puede seguir el juego de inquilino de Balcarce 50.