Detectan médicos “fantasmas” en las cárceles bonaerenses

El gobierno bonaerense intensificó su investigación sobre la corrupción estructural del Servicio Penitenciario. El ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, detectó fichas truchas de servicios médicos inexistentes. 

Un 90% de los servicios médicos que decían cubrirse en los penales de la provincia de Buenos Aires no eran reales. Se fraguaban las fichas de las horas trabajadas, en un ariete representativo de uno de los poderes más corruptos que no se tocó en toda la democracia.

El ministro de Justicia Gustavo Ferrari inspeccionó personalmente varias unidades carcelarias destapando esta nueva muestra de decadencia de un sistema que solo sirve para reproducir delincuentes. Uno de los penales principales presentaba solo un radiólogo, desatendiendo otras especialidades.

Al hacinamiento se le agregan situaciones indecorosas como falta de baños y medidas mínimas de salubridad.

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La intervención sobre el Servicio Penitenciario, a cargo de el Subsecretario de Políticas Criminales Juan Baric, también detectó situaciones insólitas como que la única pastería, ubicada en el penal de Olmos, estaba fuera de funcionamiento y las compras de insumos de la comida para presos se tercerizaba y a precios exorbitantes.

Ferrari ha pedido un censo para seguir trabajado en las mejoras humanitarias y re inserción de los detenidos que cumplen penas. La mirada está puesta en planes de estudio y talleres que hace 40 años no se renuevan.

El ministro tiene un cerrado apoyo de la gobernadora para seguir pinchando los nichos de corrupción de un sistema que, como el de la Bonaerense, venía ejerciendo un poder paralelo a las de las instituciones.

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