La neblina o la claridad, el debate de siempre en el periodismo

En otro Día del Periodista, el actual contexto de la “crisis del off the record” invita a la reflexión.

El ultimo episodio de internismo en el gobierno terminó catapultando a un funcionario, Matías Kulfas, por hacer uso aparente de los off the record con periodistas. Cristina aborrece la mediación periodística y desde la tribuna k, ella junto a Néstor, confundieron permanentemente periodistas con medios empresariales a los que representan. Por ende, que un dirigente se junte a charlar con un periodista es en esta religión un pecado mortal.

Alberto, quien termina echando a su amigo Kulfas, era un cultor de los off. Como jefe de gabinete del entonces presidente Néstor Kirchner,  tenía una rutina de juntarse con los principales editorialistas de los diarios importantes de aquellos domingos, donde la agenda escrita era el molde sagrado de la verdad. Otro tiempos donde el periodismo parecía no ser tan tóxico para el dirigente político.

La portavoz Gabriela Cerruti, retó a periodistas de la Sala de prensa de la Rosada por no bajar a tiempo a una de las conferencias repetitivas del Jefe de ministros Juan Manzur. La ex Página 12 llegó a amenazarlos con contarles a sus Jefes de redacción el “mal desempeño de sus empleados”. ¿Será el mismo leimotiv aplicado hacia ellos por el kirchnerismo por esto de “funcionarios que no funcionan”?

Se recuerda, a propósito de los off the record, que la entonces periodista de la revista Tres Puntos incumplió el código del off con el represor Alfredo Astiz. por esto que al enemigo ni justicia. Cerruti tomó un café con el Ángel de la Muerte sin siquiera hacer anotaciones y desde su cabeza memoriosa replicó un artículo como si hubiera existido un reportaje y lo vendió como una exclusiva, cuando se trató de una charla informal.

Por su puesto,  este nuevo 7 de junio encuentra a un periodismo con muchas falencias y desprovisto de autocrítica. Nos hemos olvidado de preguntar y la sobresaturación editorialista abunda entre nosotros. Sin embargo, no son los político los indicados para reformular el periodismo deseable que siempre debe tener el precepto que es el de incomodar al poder.

Lo que llaman la “crisis del off” en realidad se puede ver, del otro lado del mostrador, como “la crisis del ON”. Los principales actores de la política se transformaron en personajes previsibles, con el cassette de futbolistas abordados después de un partido, y lo peor es que ellos le hablan a los mismos integrantes del sistema. Por eso el leimotiv del “Somos periodistas queremos preguntar” debería ser reconsiderado en estas actuales circunstancias, para  no prestarse a teatros  que siempre ponen la misma música.

Horacio Caride