La pelota se manchó: descontrol, Cristina a solas y los cruces políticos

Una interrupción y una mala organización del operativo de seguridad desencadenó el caos en la Rosada.

A Diego Armando Maradona le volvieron a cortar las piernas. Si en sus últimos días se preguntaba si el pueblo argentino lo había olvidado, en las pocas horas que duró su último adiós en la Casa Rosada quedó claro que, por acción u omisión, nadie lo dejó descansar en paz.

Si bien el Gobierno le echó la culpa a la Ciudad por lo ocurrido en la avenida 9 de Julio, los incidentes comenzaron en la puerta de la Casa Rosada cuando las fuerzas de seguridad interrumpieron el ingreso de los fanáticos para que Cristina Kirchner pudiera despedirlo sin nadie alrededor más que la familia de Diego. 

Esa breve suspensión de la entrada al velorio provocó que cientos de personas treparan las rejas de la Casa de Gobierno para llegar hasta el cajón. En la corrida alguien tiró el busto del expresidente Hipólito Yrigoyen. Las autoridades aseguraron que no hubo más daños que ese.

Eso también generó que tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner se refugiaran por precaución ante la avalancha de personas en el Patio de las Palmeras, otrora escenario de actos de la ex presidenta durante los años de oro de su agrupación juvenil La Cámpora.

Lo mismo sucedió con Claudia, Dalma y Giannina, que, más convencidas que antes, decidieron dar por terminada el velorio a las 16 para apurar el traslado del féretro hacia el cementerio de Bella Vista, para reencontrarse con sus primeros amores, don Diego y doña Tota, a los que más extrañó este año.

Mientras tanto, Matías Morla, su abogado, denunció a los empleados de la empresa funeraria que se sacaron fotos a cajón abierto con los restos del histórico capitán de la selección argentina. Como había adelantado ayer Expediente Político, esa foto era el mayor temor de la familia. Ni siquiera la casa velatoria, que había organizado el último adiós a los papás de Diego, pudo esta vez cuidar la imagen de Maradona ante el fanatismo de sus empleados que los llevó a faltarle el respeto.

Sobre el final de la jornada, con el desborde generalizado, el dirigente macrista Yamil Santoro denunció al presidente Alberto Fernández por organizar el multitudinario velorio del mejor jugador de todos los tiempos al considerar que puso en peligro la salud pública en medio del distanciamiento social por el coronavirus.

Lo más grave fue el tuit del ministro del Interior Wado De Pedro acusando a Rodriguez Larreta por la represión en las calles. Atrás aparecieron otros dirigentes kirchneristas, como buscando un chivo expiatorio. El tuit del ministro más cercano a Cristina ocasionó una marea de cruces políticos en las redes.

A Diego le volvieron a cortar las piernas. Ojalá que, al menos, su familia le coloque la lápida que él mismo pensó para su hora eterna: “Gracias a la pelota”.