La semana en que Cristina fue “Gilda” para peronistas e intérpretes

Se la adjudicó un carácter cuasi mágico a su carta. A partir de ella las cosas se calmaron pero su contenido deja un campo minado.

Quizás haya mundos paralelos entre Cristina y Gilda. Está última, mito de la Bailanta, guarda un carácter mágico desde su muerte para muchos fans o necesitados de creer en algo. Tras su repentina muerte, en un accidente de tránsito, su figura se potenció y miles de humildes y desamparados le brindan tributo o piden un milagro, en el santuario en su honor, a un constado de la ruta 12.

Cristina no está muerta y pelea, pero sus actos, dichos y silencios tienen connotaciones mágicas que parece ordenar el sistema político, chasmuscado, al tiro de su baile en la aletargada despedida.

Una se ganó el mote de la Abanderada de la Bailanta. La que está vivita y coleando se adjudica ser una suerte Capitana de los sectores eternamente postergados y con una nueva clase al contener votos, los marginales. En un sentido el peronismo también es una Bailanta.

La carta de Cristina, o el cool burofax, tuvo un efecto expansivo en el gobierno, peronismo, periodismo y por qué no intérpretes de la confusión general. Sin duda una genialidad de una dirigente que para bien o mal siempre marca la cancha en vilo rasante a la  planicie media de la dirigencia sobreviviente del 2001.

En algunos sectores se ligó la calma con el dólar y la resolución de las tomas de tierra a un correlato directo de la carta. “Cristina ordena” fue la frase más repetida. Extraño oximoron teniendo en cuenta las rabias que despiertas su esencia divisionista.

Alberto y sus alicaídos colaboradores son conscientes que a partir del mensaje en la botella de Recoleta quedó un campo minado, la unidad con la que se ganó dañada y un claro camino a reaccionar para revertir el rumbo.

¿Si habrá cambios de gabinete ahora? Un verdadero misterio muy guardado. El presidente como ex jefe de gabinete sabe que cualquier novedad, en ese sentido, deberá ser un shock de confianza,.No alcanza con un par de nombres intrascendentes.

El círculo de poder económico pide la cabeza de Guzman. Alberto quiere llegar con él , por lo menos hasta arribar a un acuerdo con el FMI.

Guitarrista en sus pasatiempos con Dylan , el presidente recordará las siguientes estrofas de Gilda en No es mi Despedida,

No pienses que voy a dejarte
No es mi despedida
Una pausa en nuestra vida
Un silencio entre tú y yo
Parece otra lectura de la carta de Cristina….