La teoría del DNU como “fruto envenenado” sacude la discusión por extinción de dominio

Fuerte polémica entre la política y juristas a raíz del último decreto presidencial.

Ciertamente Macri hasta aquí, en lo cuantitativo, es un presidente moderado en decretos de necesidad y urgencia.

El ranking de presidentes lo encabezan Néstor K con 200 más que el actual mandatario.

Lo que ocurre que la problemática del presidente actual es el tenor y calidad de sus DNU.

Tuvo que desistir de alguno de ellos, como el increíble esquema de nombrar en comisión a dos jueces de la Corte Suprema, que después fueron consagrado, en marcha atrás, por el Parlamento.

Bajó por decreto las jubilaciones, cambiando la fórmula por la cual se mide el haber provisional y ahora se metió con los bienes de imputados bajo proceso penal, por la misma vía, argumentando hastío de que el Congreso no lo resuelva.

La juridicidad del mismo paso por el colador de Constitucionalistas y políticos que midieron las parte de la biblioteca a piacere de la Grieta.

Curiosa interpretación del profesor de la UBA, Daniel Sabsay quien dijo que la posible ajuricidad del decreto 62/2019 es tan posible como una ley en el mismo plano, quemando libros que ponen de relieve que la ley siempre es mas limpia institucionalmente que la discrecionalidad de un decreto.

En palabras del prestigioso Constitucionalista argentino, Gustavo Ferreyra, “el reciente DNU es inconstitucional porque remite la expropiación de bienes sin sentencia firme, se trata pues de un fruto envenenado”.

La batalla por entusiasmar con un fruto deseado, “justicia contra los corruptos”, entusiasma al presidente que quiere el aplauso que no obtiene por el lado de la economía.

La Corte ya pone ojo en el nuevo escenario de conflicto jurídico.