Lagarde dará las noticias por Macri

La mini crisis derivó en el regreso al FMI. Si bien dicen que el cuestionado organismo ya no es el de los 90, su disciplinamiento puede terminar con el gradualismo.

Los Memes estuvieron de “fiesta” en las redes por los anuncios de Macri y el remedio del FMI con la figura de Christine Lagarde. La Directora Gerente de origen francés había estado meses atrás de supuesto paseo por las calles de Buenos Aires, haciendo buenas migas con el titular de Hacienda, Nicolás Dujovne.

30 mil millones de dólares es la cifra que pediría el funcionario en Washington. Ayer, la divisa norteamericana operó en en alza, llegando a su pico cuando hablaba Dujovne, pero se fue frenando al empaparse el mercado de la decisión de Macri.

Carrió siempre es Carrió. Apoyó y fue fundamental su rol de contención: habló de plan preventivo pero sacudió la interna de Cambiemos, señalando directo al super asesor teñido. “Basta de globos”, reclamó. Razones de peso asisten a su argumento. El gobierno dejó la acción política en las tablas de Excel de Lopetegui.

Ahora, Macri le da juego al mendocino y titular de la UCR, el gobernador Alfredo Cornejo, quien comienza a compartir la cotidiana de la Rosada. Abrirse y escuchar reclaman los aliados.

En este difícil contexto económico, agravado por la falta de reflejo político, la polémica es qué costo tendrá en lo social este nuevo acuerdo con el FMI. Cuando Lagarde visitó la Argentina, elogió al gobierno y destacó que no iba a necesitar ayuda financiera si seguía focalizando el rumbo. Las loas quedaron embebidas en una cena rociada de Malbec en Puerto Madero.

Una encuesta de D’Alessio Irol y Berensztein demuestra que un 75 % de los consultados están en desacuerdo con volver a acudir a la ayuda del FMI.

Las malas noticias ahora tendrán un intermediario. El jefe de la misión a auditar el plan Macri será el italiano  Roberto Cardarelli. El nuevo Anoop Singh (el doble de Peter Sellers), aunque la fiesta no fue inolvidable en aquella oportunidad, ahora señalan los gobernantes que el FMI tiene otra mirada o corazón.

Hay direcciones trazadas que ahora espera la estocada final. Anuncios de reducción de déficit fiscal, traducido menos plata para obras públicas y ajuste en el estado que se hermana al sector privado, flexibilización laboral y aumento de tarifas.

Este último punto, Carrió aseguró que el gradualismo se va a reconfirmar e inclusive soltó: “Aranguren me dijo que por este año terminaron los aumentos …”.

Otro deber es seguir evitando que los salarios se negocien vía paritarias por encima de la inflación. Las Pymes entraron en alerta. Se cortaron parte de la cadena de pagos, no se aceptan cheques como parte de pagos y el costo para financiarse supera el 60%. Este sector que empuja una clase media sobreviviente todavía guara bolsones de subsidios del estado, a través del Repro, un plan que financia salarios a sectores privados. El modelo lo pidió Carrefour en su plan de crisis.

Vidal aparece muy perjudicada. Su provincia se perderá de ejecutar obras por cerca de 8 mil millones de pesos.

¿Qué comportamiento tendrá la oposición peronista? La realidad es muy cambiante y el gobierno deberá aplicar inteligencia y pericia , aún no demostrada. Los Massistas no tenían , hasta anoche, una criterio homogéneo de como pararse ante este nuevo escenario.

De Mendiguren, apuntado por Carrió como el devaluacionista serial, hablaba bien en un programa y puntualizaba críticas minutos después en al competencia. La punta de lanza parlamentaria, Graciela Camaño prometía una dura batalla en el parlamento para frenar el tarifazo, ley que si sale Macri vetará.

A los gobernadores, el gobierno debe volver a enamorar. Lo que le hicieron a Schiaretti ,en plena negociación para frenar a los duros del peronismo fue descabellado. Legisladores de Cambiemos , Pro y radicales provinciales apuntaron al mandatario cordobés con pedidos de informes sobre su gestión.

Sin duda, los que gozan con el esquema fondomonetarista son los sectores kirchneristas y la izquierda que encuentran así una bandera para potenciar su discurso y posibilidades electorales. Los dueños de la imagen del presidente también parecen contentos. Creen que, una vez pasado el susto de los mercados, la clase media estoica volverá a tocar el timbre amarillo, para que no vuelvan los “feos , sucios y malos”. Quizás una jugada de riguroso laboratorio, lejos de los imponderables de la calle.