Los hijos de Kuka alborotados por la falta de definiciones de Cristina

Cristina escenificó las posibles cartas electorales. Mostró flor con Kicillof, Massa y Wado.

Hay una escena memorable en la filmografía de Woody Allen en Todo lo que usted quiere saber sobre el sexo, cuando un espermatozoide  (personificado por el director) no quiere salir al mundo exterior por miedo a lo que se podría encontrar. Los Kukas están en parecido estado de ánimo dentro del vientre de Cristina.

Kuka, la palabra clave del último discurso de Cristina en Plaza de Mayo, es un apodo nacido del anti kirchnerismo que la líder del espacio tomó en perspectiva positiva para afirmar que ellos no son culpables de los desastres económicos cometidos por los gobiernos de los 40 años de democracia. Buscando su derivado cacofónico: Cuca (con C)  son los genitales femeninos.

El poder de síntesis de estos espermatozoides alborotados no llega a fecundarse. Massa es la unión para que un gobierno derruido no caiga antes de octubre,  pero difícilmente pueda transformarse en un candidato presidencial manejando la economia de un país de tres dígitos de inflación anual.

Kicillof es el gobernador que por un par de votos puede ganar la re elección en la ruleta electoral. En cambio, es un carta aventurera en lo nacional ya que garantiza como nadie el voto duro de la jefa sin sumar plus para buscar votos moderados.

El candidato ideal para en este difícil contexto sería Wado, el de “la generación diezmada”. Se encuentra trabado en su estatus de poco conocido para la mayoría de la gente. Por eso decidió quedarse en la función pública como Ministro de Interior provocando desde allí cierta centralidad. Dicen que, andando en la campaña, seguirá como ministro pese a que no se habla con el presidente.

La ecografía entre los expertos en laboratorios electorales hablan que quizás la jugada que produzca expectativa de balotaje para el oficialismo seria Kicillof en la carrera presidencial, de vice Wado y Massa a la pelea del territorio bonaerense. Acomodar esas piezas al tablero no es tan sencillo como decir “se hará lo que Cristina quiera”. El nuevo parto de reconversión del kirchnerismo es de pronóstico reservado.

Mientras todo esto sucede, en el vientre kirchnerista al presidente lo mandaron a tocar el arpa a Chapadmalal. Su deseo de constituirse como una punta de lanza de la renovación peronista se desvanece en el camino por su insignificancia como dirigente. Como pasa en el mercado financiero local, los dólares que cotizan en política también son los de cabeza grande.

“O fecundas un ovulo o morirás en el intento “, es una máxima en la peli también aplicable a la política y a  las entrañas del poder. Es entendible el miedo del óvulo en la ficción que decía “yo no quiero salir, tengo miedo, a ver si al salir nos partimos la cabeza con un durísimo muro de goma”.

Horacio Caride