Los innombrables “violadores” del coronavirus

Muchas veces son empresarios con gran poder adquisitivo. Viven la crisis como si fuera Disney. Algunos casos que enojan al presidente.

Algunos son impresentables anónimos. Otros tienen recursos cuantisosos que creen que les da chapa de impunidad para violar controles dispuestos por la crisis de la pandemia. Representan un porcentaje pequeño ante el esfuerzo de la mayoría de los argeninos en cuarentena, pero sus actos son representativos del colectivo de los “coronachetos”.

El presidente manifestó su bronca y ordenó dureza con el Código Penal. Adelantó que no permitirá regresos de aquellos que pese a la firma del decreto salieron a pasear, ya sea en el exterior como internamente.

En el gobierno creen que ser muy duros con estos casos representativos hará fortalecer el núcleo de los que obedecen la cuarentena obligatoria, pese a tener grandes pérdidas económicas.

Tinelli sigue siendo repudiado por su viaje, en avión privado, a Esquel. El diputado por Chubut Gustavo Menna lo destrozó: “Tinelli no es vecino de Esquel. Se cree impune y por arriba del resto por ser millonario. Es imperdonable que haya venido a Esquel en pleno control de la pandemia”. Aún, el empresario y animador no pidió disculpas públicas por su comportamiento.

En Buquebús, hubo otro caso muy simbolico de los que se sienten impunes. Un hijo del empresario de la salud, Pablo Singerman, se subió al barco sin esperar en tierra el resultado de un test que se hizo por haber viajado recientemente a europa.

Hay abierta una causa penal y demandas millonarias cruzadas tanto para Luca Singerman como para la compañia Buquebús.

Otors dos casos recientes impactaron por los comportamientos impunes de los viladores del coronavirus. El empresario cerealero Gustavo Nardelli, fue detenido mientras navegava con una señorita de paseo por el Delta. Los efectivos de patrullaje de Prefectura lo conminaron a permanecer en su casa al dueño de Vicentin que debió abandonar su Yate.

Otro impresentable fue el empresario tandilense que metió a su empleada domética en el baúl para evitar controles del country donde vive. Fue denunciado por otros vecinos.

Gustavo Cardinali es un conocido empresario de la ciudad bonaerense de Tandil, dueño de la empresa de transporte de cargas que lleva su apellido y de la hormigonera Markal. Seguramente no le importó cargar como ganado a su empleada para que siguiera limiendo sus lujos.

Una más. Un joven quiso tomar la salida de Buenos Aires a las rutas balnearias. Parado en uno de los retenes de control se le preguntó por qué se dirigía a Mar del PLata. Haciendose la “caperucita” dijo a ver a su abuelita enferma. Enseguida advirtieron dos tablas de surf en el porta equipaje.