Los presos de Devoto amagaron con romper la mesa de negociación

Exigieron más presencia de jueces penales y de funcionarios. La cuestión quedó tensa para el próximo miércoles.

La versión oficial de la mesa de negociación entre el Servicio Penitenciario, representantes del Ministerio Público, un par de jueces y la mesa de presos de los módulos de los pabellones I,II,III,V,VI del penal de Devoto, no guarda relación con la tensión real que hubo en la capilla del centro de detención.

Mientras que el Servicio Penitenciario elaboró un comunicado lavado y neutro sobre los puntos de intercambio, Expediente Político pudo saber que el tono fue de alta tensión, ya que los detenidos pretendieron que la interlocución del estado fuera más representativa y con funcionarios de mayor rango.

Al ver frustradas sus expectativas de obtener una garantía de firmas más importantes, los reos amagaron con interrumpir abruptamente las negociaciones. Los puntos mas críticos son los números de excarcelaciones y de prisiones domiciliarias.

Los negociadores del gobierno y la justicia comprometieron un número de 400 detenidos del penal que tiene penas menores a tres años para ir descomprimiendo los espacios de reclusión. La oferta fue considerada limitada.

Aparte, los líderes del los reclusos temen que haya traslados a otras cárceles que estén en peores condiciones y que generen la imposibilidad de visitas de familiares.

Al ver frustradas sus expectativas de certezas que lo que reclaman tenga una garantía de firmas más importantes, los reos amagaron con interrumpir abruptamente las negociaciones. Los puntos mas. críticos son los números de excarcelaciones y de pirones domiciliarias.

 

El SPF (Servicio Penitenciario Federal) se comprometió a seguir haciendo testeos e ir delimitando los internos que estarían más comprometidos con el avance del coronavirus.

Finalmente, luego de tres horas de debate, se llegó a un cuarto intermedio para el próximo miércoles 6 de mayo.

Los líderes del motín quieren tener sentado para ese día al secretario de Justicia, Juan Martín Mena, y a la plana mayor de la justicia penal.

El dos de Justicia, abierto a las excarcelaciones, fue corrido momentáneamente de la negociación por pedido del presidente la Nación, ya que ante las críticas recibidas por la opinión pública temen que sea moderado con una genuflexión del gobierno entre los presos.

La aparición en los medios de la ministro de Justicia, Marcela Losardo, tuvo que ver con también con el objetivo de marcar otro matiz en el Ejecutivo.  Losardo recibió el consejo de otro viejo amigo de Alberto, el actual embajador de Uruguay Alberto Iribarne, de romper el silencio y sentar posición diferencial al kirchnerismo duro.

El apalancamiento discursivo del Albertismo es que la decisión final la tienen los magistrados y que el fallo de la Cámara de Casación, sugiriendo descomprimir las cárceles, no es un decreto del indulto. Verán en próximas horas como discurren los costos políticos, sobre todo con un cacerolazo activado por sectores de la oposición en las redes.

Losardo aceptó el cargo de ministro a regañadientes y por fidelidad a su ex compañero de facultad y socio de un Buffet. Se considera una académica y no siente comodidad en hacer política.

Insólitamente, el gobierno no cubrió el cargo del Subsecretario del Servicio Penitenciario. Hay un funcionario de la anterior gestión, Emiliano Blanco. La Rosada quiere que tome el mando total pero hay resistencia de los K.

El loteo de Justicia puso en el manejo político de los sustos estratégicos a Mena. Ninguno de los dos supo anticipar la crisis de las cárceles.