Macri pierde la paciencia por la economía y vuelve a escuchar a los “duros”

Los gradualistas van perdiendo crédito. El Gobierno piensa aplicar viejas recetas en un cierre de año complicado en lo social.

La reformulación de convenios laborales, que incluya baja de montos indemnizatorios, son ideas que entran en el paquete Macri 2017. Comienzan a envalentonarse los duros del ajuste. En el medio, las palabras del titular del Banco Nación, Carlos Melconián, advirtiendo que no deben pasarse de rosca con el endeudamiento externo.

Su palabra fueron conciliatorias hacia un Lavagna que venía recibiendo palo y palo tras sus declaraciones durísimas de la marcha del plan económico. El último ministro de Economía fuerte que tuvo la Argentina, abrió la grieta entre duros y blandos en el gabinete nacional. Mientras tanto, la economía juega su agenda clave para las próximas elecciones.

Los empresarios ya no quieren escuchar la verdad de la herencia sino el norte de las soluciones. En palabras de Emilio Monzó: ponerle un coto al marketing.

¿Podrá Macri esperar octubre próximo para ganar y hacer los cambios o los cambios llaman antes por la falta de brotes verdes?

ENCUESTA. ¿Massa condicionó al Gobierno con su proyecto de ganancias o es un oportunista?

Macri dio la orden a su equipo de trabajar junto a los gremios para replantear los convenios laborales de los principales sectores que mueven la economía. Quiere comenzar por el sector petrolero. La ventaja es que pese a la sensibilidad del tema, con Julio Pereyra (Petroleros), el presidente tiene un buena relación política.

El sector tiene salarios altos para los bajo niveles de actividad, gran cantidad de horas de ausentismos y otras ventajas deficitarias hacia el repunte del mercado, según la visión empresaria.

Para el sector sindical, es necesario parar la ola de suspensiones y despidos. El anclaje al precio de la nafta a 1,10 dólares para 2017 amenaza con un ajuste más severo.

Por inclinación ideológica o default, el péndulo marcha a un escenario similar al de los 90. La pregunta es: ¿estarán abiertos los sindicatos peronistas a bajar banderas como lo hicieron con Menem so pretexto de la apertura a los mercados?

Da la impresión que las miradas de quienes comandan actualmente la CGT no tendrían voluntad de cambios tan radicales ni estarías dispuestos a resignar derechos laborales adquiridos.

Cristina los cacheteó con el Relato de un estado benefactor, restándole protagonismo al folclore peronista. Les rodeó la manzana con sectores piqueteros y transversales. Muchos de ellos terminaron hermanados en el reclamo de una ley de emergencia social.

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