Macri y un brindis especial en medio de internas e interrogantes en las FFAA

El presidente revalorizó la imagen que tiene la sociedad de los uniformados. Los altos mandos militares temen purga después de las elecciones. La marina la más castigada por la crisis del ARA.

No fue un brindis más para la cúpula de los uniformados, que se sienten mejor tratados por los macristas, pero más ajustados que nunca en las cuestiones de fondos y presupuestos.

Puede ser el último brindis de Macri frente a la cúpula de las Fuerzas Armadas o el del punto de inflexión. Siga o no siga, está claro que habrá un cambio de cúpula. La Grieta también configura la dirección de ese cambio.

Macri prometió mejoras y una reforma que comprende compra de armamentos pero también saben los profesionales de las fuerzas que se tendrán que achicar en efectivos y mobiliarios. El plan de modernización incluye cierre de cuarteles y reformulación de desplazamiento de efectivos.

En lo gestual, Macri, a diferencia de Cristina, los acarició con el discurso. Del descuelgue del cuadro de Videla por parte del ex General Bendini se pasó a hacerlos sentir partícipes de las decisiones de seguridad.

El episodio del hundimiento del ARA San Juan generó distancia con la Marina, a quien el comandante en Jefe, como presidente, le factura “ocultamiento y poco profesionalismo”.

Los efectivos militares saben que el brindis de camaradería tendrá a Aguad en la línea de fuego. Su labor al frente del Ministerio de Defensa ha sido muy flojo. Nunca supo entender a los militares a pesar de su apodo “El Milico”. Macri lo ha bancado de sobremanera, quizás por lo que el funcionario hizo como contrapartida en el caso del Correo.

Los cambios de nombres apuntan, si reeligen, a limpiar vestigios del llamado ” Milanismo” que todavía residen en el Ejército.

En las últimas jornadas se esparcieron operaciones y fake news que apuntaron, por ejemplo, al actual Director de Inteligencia General Claudio Gabriel Gallardo, a quien le adjudican declaraciones agraviantes para algunos de sus subordinados. Nervios del cambio que se viene.

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De las tres fuerzas, sacando a la Gendarmería ( fuerza militarizada pero que cumple acciones de policía) la Fuerzas Aérea consiguió hacer la diferencia en la compra de nuevos equipamientos y aviones de guerra. Algunos aviones franceses, y recientemente compra de aviones a Corea del Sur. El resto se repartió a pobreza.

Marcos Peña intenta reconciliarse, en los últimos meses de gestión, devolviéndole a las fuerzas armadas el manejo de IOSFA, la obra social militar que fue intervenida. El revuelo por ocupar los futuros cargos y el manejo de la caja avivó el internismo pre electoral.

Actualmente, comanda la preciada última caja de los militares, el civil y hombre de Aguad, Pedro Barrios. Su desmanejo fue tal que Marcos debió ubicar a vigilarlo, a su espada  Paola Di Chiaro, todos la ven como la futura ministra de Defensa, si gana Cambiemos.

El Ejército se quiere quedar con todo el manejo de la Obra Social, ya consiguió la Caja de Retiros militares, a manos de un ex colaborador de Balza, General retirado Hernán Prieto Alemandi, quien fue pasado a retiro por el kirchnerismo por su cercanía con Julio Cleto Cobos.

La Marina y La Fuerza Aérea resisten con otro nombre, in pectore, que el Ejército se quede con todo. El Jefe del Estado Mayor Conjunto, Bari del Valle Sosa monitorea la batalla de los verdes. Macri siempre lo escucha. El militar pretende sobrevivir a los cambios y tener un record de permanencia en su actividad.

En los intentos de acercamiento del Poder Ejecutivo también está el rasguñar votos empáticos hacias los militares o la derecha, que tiene como preferencia al precandidato a presidente José Gómez Centurión, veterano de Malvinas.

Un millón de votos es la llamada “familia militar”. Congraciarse con ellos, también puede ligar un efecto rebote. El Ministro de Derechos Humanos, Claudio Avruj, se animó con proponer resarcimientos a familiares de muertos por la guerrilla de los 70.